A las nueve y media de la mañana de este viernes, los vecinos ya se habían acercado al ansiado bosque urbano del Canódromo que llevaban meses cerrado a cal y canto. Por fin, el Ajuntament ha recepcionado las obras del espacio, tras varios desencuentros con la constructora. Los árboles han crecido y ya hay jubilados, padres con niños, adolescentes y señores con perro que se refugian a la sombra.
«Yo venía aquí de joven a apostar en los galgos», cuenta Juan Font, que junto a su mujer Ana Company acaban de terminar el paseo matutino de seis kilómetros y medio. «Está muy bien. Creemos que deberían cuidarlo un poco aunque vendremos más veces», cuenta el matrimonio. Juan García Castiñeira vive justo enfrente del bosque urbano ha venido a pasear a su perro. «Mi pareja fue la primera persona que entró el jueves por la mañana. Había técnicos del Ajuntament y ya dejaron las barreras abiertas». Lamentó que las papeleras no tuviesen bolsas y que la escultura aún estuviese cubierta, «pero lo importante es que ya está abierto».
Cristina García y Toñi Castelló van escoltadas por cuatro perros: Andy, Rocky, Duque y América. Han sabido encontrar una sombra y han iniciado la tertulia de buena mañana. «El parque está muy bonito pero está seco y necesita agua. Las fuentes para beber funcionan y hay columpios. Pero una cabañita aquí en medio para comprar una cocacola estaría bien», sugieren. Eso sí, dicen que «por la noche está muy oscuro y aquí hay mucho estudiante y ‘gente rara'» y agradecerían que hubiese más limpieza. «En invierno estará mucho mejor. Hay una sombrita que no veas...», dicen a dúo.
Sin fanfarrias ni cortes de cinta, los columpios ya han tenido su estreno. Bruno Tomás tiene dos años y dos meses y ya ha podido comprobar que la tirolina funciona e insiste en repetir. «Somos vecinos y llevábamos tiempo esperándolo», dice su padre, Juan Pablo Tomás, que lamenta que «en verano está todo seco». El Ajuntament de Palma abrió este viernes las puertas del parque sin inauguración oficial. La nueva zona verde está abierto al público desde las siete de la mañana a la medianoche durante el verano. Los 16.000 metros cuadrados de este espacio acogieron desde la década de los año 30 hasta los 90 una pista de carreras de galgos y el objetivo es crear el gran bosque urbano de la Falca Verda. La regidora de Model de Ciutat, Neus Truyol pidió «disculpas» por el retraso. Un jubilado fumaba un cigarrillo a la sombra que se quejaba de la suciedad en el parque. Luego tiró la colilla al suelo.