El barrio palmesano de Santa Catalina tendrá calles con tráfico restringido a los residentes y la Plaza del Progreso suprimirá el tránsito rodado que la atraviesa en estos momentos. Además se aplicará en todo el barrio la limitación de tres locales de restauración por cada 100 metros, como ya contempla el nuevo Plan General para la ciudad, y se construirán dos nuevos aparcamientos subterráneos, bajo la Plaza del Progreso y en la calle Indústria.
Las calles de Santa Catalina en las que no estaría restringido el tráfico serían Espartero, Comte de Barcelona, Son Dameto, Cervantes, Caro, Villalonga, Cardenal Despuig y Cabrit i Bassa. El resto serán las de tránsito restringido a residentes, reparto de mercancías o urgencias.
Estas son algunas de las novedades del nuevo Plan Especial de Santa Catalina que ha aprobado definitivamente este miércoles la Junta de Gobierno y que será ratificado la semana que viene por el pleno del Ajuntament de Palma, según informó la regidora de Model de Ciutat, Neus Truyol.
El plan de Santa Catalina llevaba varios años redactándose y, según Truyol, recoge las propuestas presentadas por ARCA.
La regidora expuso que el Plan Especial aporta herramientas jurídicas para que Santa Catalina sea tratado a partir de ahora «como el barrio singular e histórico que es». Para ello, recoge tres objetivos, dijo la edil, «preservar el carácter y singularidad del barrio con normativa concreta, la protección arquitectónica del mismo y la mejora del espacio público».
Hasta ahora, recordó Truyol, «este barrio no tenía una normativa urbanística concreta sino que era tratado como cualquier otro ámbito, pero ahora se le aplicará una normativa específica que responde a sus valores y necesidades».
Por lo que se refiere a las edificaciones, tras un estudio histórico, urbanístico y arquitectónico, el plan amplía los edificios catalogados del barrio en ocho más, por lo que pasa de tener 5 a 13 inmuebles catalogados. Además se incluye una nueva figura para la protección de la fachada de otros 46 edificios.
También se regula la altura de los nuevos inmuebles, que se determinará según la tipología original con el objetivo de homogeneizar las calles. Así, en el interior del barrio se permitirá una planta baja más dos alturas, mientras que en otras zonas, como los alrededores de la Plaza del Progreso o en la calle Caro, se podría permitir un piso más.
De igual modo, se regulan los materiales de construcción, que deberán ser los propios del barrio, y se preservan y potencian los chaflanes, eliminando la normativa vigente por la que debían tener cuatro metros. Además se propone que las esquinas sean redondas «ya que se trata de un signo de identidad del barrio».
En relación al espacio público, el plan realiza una distribución de calles por la que en unas se considera que es necesario el tránsito, las vías más importantes, mientras que otras se considera «posible y deseable» que se restrinja a residentes y vehículos de emergencias.
Sobre la Plaza del Progreso, la regidora informó de que se suprimirá el tráfico de la calle Comte de Barcelona a su paso por el centro de la plaza para convertirla «en un lugar reencuentro unificado». El tránsito se desviará por las calles laterales y además se construirá una plataforma única, se protegerá el arbolado y está prevista la construcción de un aparcamiento subterráneo en el lugar que ahora ocupa la gasolinera.
También está prevista la construcción de otro aparcamiento subterráneo en la calle Indústria, esquina con la calle Monterey, bajo un solar municipal destinado a equipamientos.
Un último aspecto que regula el Plan Especial es el de los usos y la actividad económica, por lo que a partir de la aprobación del mismo, es decir a primeros de noviembre, entrará en vigor la limitación de tres bares o restaurantes por cada 100 metros. Se regularán también los rótulos y los mostradores de los nuevos locales para mantener los estándares estéticos del barrio.