Un año y medio después, la mayor parte de las terrazas en los aparcamientos han desaparecido y Palma ha recuperado hasta 2.002 plazas de parking. Alegría para muchos conductores y vecinos, preocupación para un sector de la hostelería que ha perdido estos espacios en exterior que, para muchos, ha supuesto un balón de oxígeno, la diferencia entre sobrevivir o echar el cierre definitivo.
Eso sí, los aparcamientos liberados han sido rápidamente ocupados por coches en el mismo momento que se han retirado las terrazas. «Estaba quitando la alfombrilla verde que tenía bajo las mesas de mi terraza y ya tenía dos coches con el intermitente esperando para aparcar», cuenta Javier Fuster, del Bar Vicens, en el Paseo Mallorca.
Los conductores, por otro lado, contaban que estaban encontrado aparcamiento con muchísima más facilidad. «Se nota muchísimo que ya no hay terrazas, es mucho más fácil encontrar parking», cuenta Juan Agüero, un transportista que vive en la calle Balmes. Incluso era posible ver un aparcamiento vacío en zona azul. Una estampa inédita tras año y medio de terrazas ocupadas por bares y restaurantes.
Mientras tanto, los hosteleros asumen con resignación el nuevo panorama. Vanel Pacella, del bar Estadio, cuenta que en su antigua terraza, cuyos restos están amontonados en un rincón de la calle a la espera de Emaya, tenía una capacidad para 40 clientes. «Éramos cuatro empleadas y ahora somos dos. A ver qué pasa, pero hoy de momento la gente está pidiendo cosas para llevar».
Aunque los restauradores pidieron una nueva prórroga para seguir manteniendo las terrazas en aparcamiento, Cort fue inflexible, y fijó la retirada para este jueves 30 de septiembre, bajo pena de multas de entre 750 y 1.500 euros, en función de los metros cuadrados que se sigan ocupando de manera no autorizada.
Durante todo este mes, bares y restaurantes de Palma podrán tener abiertos los interiores con un 75 por ciento de capacidad, no como al cien por cien, como esperaba el sector; eso sí, sin límite de comensales en las mesas. Además, las terrazas en las aceras o plazas seguirán ocupando más espacio del autorizado a fin de poder respetar el metro y medio de distancia entre mesas.
Las restricciones volverán a revisarse a finales de este mes. ¿Será suficiente para la supervivencia de muchos negocios de Ciutat?