En los días en los que se encienden las primeras luces de Navidad en los balcones de los hogares, en los que el Ajuntament de Palma le ha dado al interruptor para engalanar lumínicamente las calles de Ciutat y en los que, mientras tanto, en la capital de la nación se ha estrenado un kilómetro continuo de luces con la bandera de España, algunos se cuestionan si procede mantener todos estos gestos que cuestan dinero cuando la pandemia de coronavirus aún nos azota con dureza.
No son pocas las personas que opinan que, en plena crisis económica y social derivada de la situación sanitaria, las autoridades se podrían ahorrar el dinero de las instalaciones navideñas e invertirlo en un fin más práctico, que se paguen otras facturas pendientes y se atenúen las urgencias que nos han tocado vivir en un año atípico y malo sin paliativos desde muchos puntos de vista.
Así por ejemplo Orgull Llonguet, la plataforma nacida para cambiar el formato tradicional de las fiestas patronales de Sant Sebastià de Palma, ha utilizado las redes sociales para abrir el debate. Decenas de palmesanos han mostrado públicamente su postura en esta publicación.
Por ejemplo, Margarida cuestionaba que las luces inviten a gastar más en la red de comercio de proximidad, unos de los mayores damnificados por los efectos económicos de la COVID. «Si sa gent esta a s'atur o en erte i coses així no pot gastar més de lo que no té...», expresa.
Sin embargo Marta tiene una opinión divergente, y apunta que «se diu molt que aquests doblers haurien d'anar a ajudes a sanitat o famílies necessitades, i és possible que fos lo més just. En tot cas, crec que ajuden al comerç a la campanya de Nadal, i enguany potser més que mai, el petit comerç necessita aquest impuls».