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«Yo nunca me había visto así»

A principio de año había 45 personas y ayer solo quedaban siete. Emaya ya ha ido retirando los enseres para iniciar las obras del IMI. | Pere Bota

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Tiene cuarenta años y a primera vista se le podría confundir con alguno de los trabajadores sociales que estos días acude al parque Pocoyó. Pero es uno de los habitantes de este enclave que este jueves debía haberse vaciado de manera definitiva. «Vivo en la calle desde hace seis meses. Me quedé sin trabajo justo antes de la pandemia. Trabajaba en la construcción y de repente me vi sin trabajo ni casa. Yo nunca me había visto así», cuenta este gaditano que llegó a la Isla en 2018.

De construir casas a ser un sin hogar: el salto de este hombre es un reflejo de la precariedad en el que viven muchas personas en Mallorca. «En Cádiz hay paro, es verdad, pero no hay el problema de aquí, con tanta gente tirada en la calle. Los trabajos son de dos meses, no te dan de alta, luego no te vuelven a coger...», cuenta. Ayer se planteaba ir a Ca L'Ardiaca a hacer cola por la noche para tener un hueco hoy y así poder darse una ducha y dormir en una cama.

Correa se mudó a una sucursal bancaria.

Los residentes del parque Pocoyó han ido abandonando este espacio público que acogerá la nueva sede del Institut Municipal d'Innovació (IMI), que debe empezar las obras ya adjudicadas. Si en esta colonia de sin techo había 45 personas en enero, ayer quedaban solo siete, que se resisten o que no pueden buscar otro lugar.

El parque Pocoyó se ha ido vaciando de las pertenenias y enseres de estos residentes sin techo, que han llegado a construir mini viviendas levantadas con paneles de madera, cartones o hierros. En algunos casos se acumulan los colchones. En otros son verdaderas viviendas, con puerta y candado. Una cama y una mesilla de estilo provenzal colocado junto a una de las paredes de hormigón se convierte en un dormitorio improvisado que intenta dar sensación de hogar, pese a las circunstancias.

Entre aquellos que aún permanecían en el parque Pocoyó hay otro hombre que no quiere ser identificado y que reside allí desde hace cuatro meses. «Compartía un piso y pagaba 250 euros por la habitación. Mi compañero del piso me echó el 20 de julio. La gente está muy nerviosa por la Covid y yo, que soy jardinero, me había quedado sin trabajo», explica. De un día para otro se vio en la calle. Sin ingresos «pero con documentación», advierte que «esto es una experiencia en la vida. La gente no tiene ni idea de lo que es, de las pocas ayudas que hay. No tengo donde ir», cuenta.

A su lado están Eva Pons y Begoña González, dos técnicas de Médicos del Mundo, que están buscando diferentes alternativas a los usuarios para abandonar el recinto. «El problema viene de antes y no está resuelto. Ahora estas 45 personas están dispersas», dice Pons. «No desaparece el problema, se dispersa», incide González. Calculan que «en Palma hay mínimo 250 personas que viven en la calle».

Sucursal bancaria

Las técnicas explican que «los sin techo nos avisaron el martes de que los estaban desalojando. Se han ido retirando enseres y se ha evitado que venga nadie más. Las personas que van al albergue no hay plazas y se quedan en lista de espera. En Ca l'Ardiaca, han pasado de 100 a 50 plazas por el Covid». Advierten, además, que la situación ha ido a peor a raíz de la pandemia.

Maria Ángeles Correa lleva un año y dos meses viviendo en el parque. «Con otros cuatro compañeros de aquí nos hemos metido a vivir en una sucursal bancaria abandonada», explica. Afirma que cuando vivía aquí, «estaba todo limpio y había sensación de hogar», mientras denuncia que su 60 por ciento de minusvalía pasó al 57 por ciento, lo que la dejó sin ingresos. «No cobro nada», lamenta.

El sin techo gaditano se muestra contundente: «Aquí puedes caer por un mal pago. La calle te atrapa. Te cuesta la vida salir de aquí. Y hay mucha gente tirada que no sufrimos alcoholismo ni drogas. Pero la cabeza se va cuando ves que las puertas no se abren».

Begoña González y Eva Pons, técnicas de Médicos del Mundo, hablan con un sin techo.

El IMAS ubicará a las personas sin hogar

Fuentes del Consistorio señalan que «el Ajuntament de Palma tiene la voluntad de abordar la situación colaborando con el IMAS, que es quien tiene competencias en materia de inclusión social, con la colaboración de los recursos municipales disponibles». El Institut Mallorquí d'Afers Socials (IMAS) afirma que ubicará en sus centros a las personas sin hogar que vivían en este asentamiento. Cort notificó a los residentes que ayer era la fecha límite y a partir de ahora podría iniciar los trámites judiciales.

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