El Ajuntament de Palma está buscando suelo en la zona de Ponent para la apertura de un nuevo punto verde –o parque verde, como se denominan ahora estos espacios– que sería el tercero en la ciudad y permitiría resolver el grave problema de saturación que padece el de Son Castelló, según informa el regidor de Medi Ambient y presidente de Emaya, Ramon Perpinyà.
Como se recordará, el segundo punto está en Sant Jordi –es bastante más pequeño–, pero en este caso está infrautilizado, admite el edil. «Por eso estamos informando a los ciudadanos para que también hagan uso de este punto verde de Sant Jordi, pues está un poco más alejado y por eso se utiliza menos».
Ante esta situación, el Consistorio se plantea la apertura de un tercer parque verde, el cual «tendría sentido y convendría que estuviera ubicado en la zona de Ponent para así permitir que se reparta un poco la carga», explica Perpinyà.
Para ello se está buscando un solar adecuado en esa zona para poder comprarlo, «pues no puede ser cualquier sitio», indica el edil, «no puede estar cerca de viviendas, porque un punto verde no es el sitio más limpio, provoca ruidos... Por lo que tiene que estar en un área que no moleste a los vecinos».
El punto verde de Son Castelló recibe una media de 660 visitas al día, una cifra que se ha duplicado en solo un año porque el año pasado eran 330. La razón, según el concejal, «es que se ha tomado más conciencia y la gente recicla más».
Recuerda que al punto verde deben llevarse los electrodomésticos, equipos eléctricos, pinturas o todo aquello que contenga productos químicos o pueda suponer un peligro, como también los restos de obra. Nada de esto se puede dejar en la calle.
El hecho de que haya más visitas al punto verde no implica que se hayan reducido los trastos que se depositan en la calle para la recogida por parte de Emaya; al contrario, indica Perpinyà, «pues ahí también se ha producido un incremento espectacular. En los últimos dos o tres años se ha duplicado el número de trastos que se dejan en la calle».
Quizás una de las razones, apunta el responsable municipal, es que «muchos ciudadanos consumen bienes de corta duración, con lo cual deben renovarlos con más frecuencia».