Dieciséis buques de superficie, un submarino, cinco vehículos no tripulados, robots submarinos especializados en guerra de minas, aviones del Ejército del Aire y de la Armada, un helicóptero y 900 efectivos de 17 países han participado este sábado en una maniobra ficticia en aguas de la Isla. El objetivo es proteger ‘Majoricaland' (nombre ficticio de Mallorca) en un contexto de crisis internacional provocada por un país hostil. Todo ello, capitaneado por el buque insignia de la flotilla, el Tornado.
A bordo, el capitán de navío Rafael Arcos explica que «nuestra misión consiste primero en simular minas y, después, en mantener las líneas de comunicación marítima. La mina es el arma que de manera más barata y eficiente es capaz de cerrar un puerto. Ese es su impacto en las operaciones, pero también tiene un efecto psicológico», señala el capitán.
Y es que, para un marino, una explosión a bordo es algo temible. «La mina, cuando explota, causa dos efectos: la onda de choque y la onda de presión. La onda de choque hace que el barco se levante de la superficie del agua medio metro, y la de presión es la que puede llegar a quebrarlo. Por eso los barcos cazaminas no son grandes, sino pequeños, para absorber mejor el golpe», apunta el capitán.
Con motivo de estas maniobras, este domingo tendrá lugar en Portopí una jornada de puertas abiertas de 10 a 13 horas y de 16 a 20.