La renuncia de Íñigo Errejón a seguir en política tras las denuncias de violencia sexual pone contra las cuerdas a Sumar en un momento ya de por sí delicado para el partido, mientras la parte socialista del Gobierno, tras la conmoción inicial, cierra filas con sus socios y elogia su respuesta.
El caso de Errejón ha sacudido a Sumar, no solo por el hecho de que haya dimitido de sus cargos una de las caras más conocidas del partido, que formaba parte de su Ejecutiva y era portavoz del grupo parlamentario, sino sobre todo por haber ocurrido tras las denuncias de violencia sexual contra él, una de ellas ya judicializada. En el partido destacan su actuación, al haber abierto una investigación interna nada más conocer las acusaciones contra Errejón en redes sociales a principios de esta semana, pero es evidente que este caso provoca una herida profunda en la formación, que tiene el feminismo por bandera. Todo ello en un momento en el que el partido atravesaba una situación muy complicada pese a su corta vida, ya que se creó poco antes de las elecciones generales de 2023 y se fundó oficialmente el pasado mes de marzo.
En mínimos históricos de apoyo
La formación de Yolanda Díaz acaba de obtener en el último CIS su mínimo histórico de apoyos (un 6,3 %) y está en pleno proceso de reestructuración tras la renuncia de la vicepresidenta segunda del Gobierno como líder de Sumar por los malos resultados de las elecciones europeas. Sumar tiene prevista la celebración de una asamblea a mediados de diciembre para definir su liderazgo, ahora en manos de una dirección colegiada de cuatro miembros, y concretar su papel en un panorama político con la izquierda muy fragmentada y tensiones continuas con Podemos. Tras la dimisión de Errejón, que era el encargado de coordinar el documento político de Sumar en esta asamblea, queda pendiente también la elección de un nuevo portavoz del grupo parlamentario del Congreso, del que forman parte otras formaciones como IU, Compromís o los comunes. En general, estas formaciones aliadas de Sumar en el Congreso prefieren guardar silencio y dejar tiempo para que la formación de Yolanda Díaz digiera este asunto, aunque en privado reconocen el daño que el caso de Errejón provoca en todo el espacio. El más claro y contundente ha sido el líder de IU, Antonio Maíllo, que ha dicho este viernes en declaraciones a los medios que este asunto «abre en canal a la izquierda» e incluso ha pedido responsabilidades a quienes conocieran los testimonios contra Errejón.
Posibles repercusiones en el Gobierno
Más allá de las consecuencias en Sumar y en el resto de partidos de su grupo parlamentario, una de las grandes incógnitas es cómo puede llegar a afectar este caso al Gobierno de coalición. Tras admitir su preocupación y el shock inicial, la parte socialista del Ejecutivo cierra filas con sus socios y evita hablar de posibles repercusiones para el Gobierno. Tanto el presidente, Pedro Sánchez, como la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, o ministras como Ana Redondo han ensalzado el trabajo de Yolanda Díaz y de Sumar dentro de la coalición, así como la respuesta «contundente» de este partido ante el caso de Errejón. Otros representantes de la parte socialista del Gobierno creen que hay dejar tiempo a la investigación judicial y a la investigación interna del partido, y aseguran que ya habrá tiempo de dar explicaciones.
En este sentido, el PSOE y Sumar coinciden en que ahora toca centrarse en las mujeres que denuncian casos de maltrato o acoso. También está poniendo el foco en las víctimas Podemos, aunque el partido del que fue cofundador Íñigo Errejón está aprovechando la ocasión para marcar más distancias con Sumar y exigir tanto a este partido como a Más Madrid explicaciones sobre el caso, mientras recuerda que este tipo de acusaciones vienen de hace tiempo. Lo cierto es que las denuncias contra Errejón, por un lado, y los casos de corrupción que afectan a la parte socialista del Gobierno, por otro, ponen al Ejecutivo en una situación muy comprometida que están utilizando el PP y Vox para redoblar su presión.