El hombre del manual de resistencia agranda su leyenda. Así se podría resumir la nueva jugada estratégica que ha protagonizado este lunes Pedro Sánchez. El pasado miércoles, 24 de abril, anunció que se tomaba cinco días para reflexionar si merecía la pena seguir al frente de la Presidencia del Gobierno de España.
En un primero momento, algunos consideraba que se trataba de una estrategia más, de su manual de resistencia. Sin embargo, con el paso de los días ha ido calando la idea de que había colapsado emocionalmente, que estaba mostrando su lado más humano. Esta es la idea que él mismo ha querido trasladar este lunes, reconociendo que se ha tratado de una decisión personal y apelando a la empatía de los españoles para entender el sufrimiento que le han causado las críticas a una de las personas que más quiere, su mujer Begoña Gómez.
Pedro Sánchez (Madrid,1972), ha demostrado en varias ocasiones que es un estratega con una capacidad de resistencia capaz de sorprender a sus rivales políticos, dentro y fuera de su partido. Él mismo es consciente de su fortaleza y en el año 2019 años publicó un libro titulado 'Manual de resistencia'. Antes ya había dado sobradas muestras de esta cualidad y agrandando su leyenda.
Sánchez es licenciado en Economía y Empresariales, tiene tres másters oficiales y una tesis doctoral, por la que fue acusado de plagio. No obstante, Moncloa aseguró que era falso tras someterla a unos controles antiplagios. Además, es un gran apasionado del baloncesto y fue jugador del Estudiantes hasta los 21 años. También fue secretario general del PSOE, líder de la oposición y candidato a la Presidencia del Gobierno entre 2014 y 2016. Previamente, fue diputado en el Congreso por la circunscripción de Madrid y concejal en el Ayuntamiento de Madrid. El líder socialista tuvo sus primeros contactos con la política en 1998, cuando fue asesor en el Parlamento Europeo. Allí pudo comprobar su pasión por la política internacional, en la que se desenvuelve muy bien, entre otras cosas, gracias a su dominio del inglés y el francés.
Entre 2005 y 2009 fue concejal en el Ayuntamiento de Madrid y en 2009 dio el salto a la política nacional como diputado; no ocupaba lugares destacados en las listas socialistas, pero gracias a las renuncias de otros logró plaza. Sánchez creció políticamente bajo la influencia de José Blanco, que fue secretario de Organización del PSOE durante la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero. Aunque en un primer momento siempre tuvo una presencia discreta y supo estar en un segundo plano, a posteriori se ha demostrado que estaba todo muy estudiado y calculado.
Precisamente esto hizo que los barones, liderados por Susana Díaz, pensaran en él en 2014 para sustituir a Alfredo Pérez Rubalcaba, hasta que la andaluza estuviese dispuesta a coger las riendas del partido. Sánchez, que entonces representaba a la línea oficialista del partido, ganó a Eduardo Madina. Sin embargo, el nuevo secretario general del PSOE agarró con fuerza las riendas del partido y se negó a ser una figura transitoria, en manos de Díaz. En el año 2015 fue el candidato socialista en las elecciones generales, donde logró el hasta entonces peor resultado de los socialistas en democracia: 90 diputados, 20 menos que en 2011.
El resultado electoral no permitió formar gobierno y los comicios tuvieron que volver a repetirse en 2016. Entonces tampoco había una mayoría clara, el resultado del PSOE fue aún peor que el de 2015, y se generó mucha presión para que los socialistas se abstuviesen y fuese posible la investidura de Mariano Rajoy para sacar a España del bloqueo político. Sin embargo, Sánchez se negó rotundamente y llegó a dimitir como secretario general del PSOE y a entregar su acta de diputado con tal de no votar a favor de Rajoy.
'No es no'
Cuando muchos lo daban por amortizado, Sánchez volvió a tirar de su manual de resistencia y se dedicó a recorrer España con su coche, alojándose en las casas de los pocos militantes socialistas que lo apoyaban. Su 'no es no' tomó fuerza y logró captar el apoyo de las bases del partido, muy enfadadas con sus dirigentes por haber permitido que con su abstención Rajoy mantuviese la presidencia del Gobierno. En 2017 Sánchez se presentó al Congreso y ganó a la todopoderosa Susana Díaz, que contaba con el apoyo de todo el aparato del partido y los principales líderes históricos, incluido Felipe González.
El líder socialista siempre ha sabido rodearse muy bien y se alió con Iván Redondo, un estratega de la coalición que, previamente, había trabajado con el PP, logrando hitos tan importantes como conseguir la presidencia de la Junta de Extremadura para los populares, uno de los feudos socialistas. En 2018 Sánchez y Redondo planificaron la presentación de una moción de censura contra Mariano Rajoy, aprovechando los escándalos de la 'trama Gürtel', que convirtió al socialista en el primer presidente del Gobierno que no es diputado y el primero en llegar a través de una moción de censura.
Convocatoria de elecciones
A lo largo de estos años, Sánchez ha demostrado que no le tiembla el pulso a la hora de convocar elecciones, probablemente por la confianza que tiene en sí mismo. Así, decidió convocar elecciones para el 28 de abril de 2019, después de que los independentistas le tumbasen el presupuesto que había pactado con Podemos. Sánchez logró ganar las elecciones, pero no los 176 escaños que dan la mayoría absoluta. Sin embargo, fue incapaz de llegar a un acuerdo con el entonces líder de la formación morada, Pablo Iglesias, para formar un gobierno. Por tanto, ha sido el primer candidato con dos investiduras fallidas: una 2016, tras el fracaso de Rajoy, y otra en julio de 2019.
Las elecciones se tuvieron que volver a repetir y al candidato socialista la jugada le salió bien. El 10 de noviembre de 2019 el PSOE logró ser el partido más votado con 6,7 millones de votos, lo que le proporcionó 120 diputados. Pese a que había dicho que no podría dormir tranquilo si Podemos estuviese al frente de ministerios de Estado, en poco tiempo fueron capaces de llegar a un acuerdo y constituir el primer Gobierno de coalición de la democracia española a nivel nacional.
Otro de los golpes de efectos más sonados de Sánchez fue el adelanto electoral del año pasado. Tras el mal resultado de la izquierda en las elecciones autonómicas y municipales del pasado 28 de mayo, anticipó los comicios al mes de julio. Su estrategia pasaba porque se visualicen los pactos entre PP y Vox en algunos ayuntamientos y comunidades autónomas. Aunque perdió las elecciones, logró formar gobierno, aunque en esta ocasión le costó más caro: una ley de amnistía que, entro otras cosas, permitirá la vuelta de Carles Puigdemont.