El exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato ha abandonado la prisión madrileña de Soto del Real, en la que cumplía condena por el caso de las tarjetas «black» desde octubre de 2018, tras haber obtenido el tercer grado que le permite salir de la cárcel mediante control telemático.
El Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional concedió el jueves este régimen de semilibertad porque Rato había cumplido desde el pasado diciembre más de un cuarto de su pena de 4 años y medio y esta misma semana fue absuelto por la salida a Bolsa de Bankia, otro de sus frentes judiciales.
Tras esa decisión, la Junta de Tratamiento de la cárcel se reunió este viernes para fijar la manera en que disfruta de ese tercer grado y acordar un centro de cumplimiento y plan de ejecución, con lo que Rato pudo salir del centro en la tarde de este viernes.
El ex director gerente del FMI pidió públicamente perdón por las tarjetas «black» en el momento de ingresar en prisión, el 25 de octubre de 2018, pero siempre defendió su inocencia en la salida a bolsa de Bankia, con el argumento de que la operación contó con el visto bueno de todos los supervisores.
Una vez absuelto de la acusación por la salida a bolsa de Bankia, el magistrado José Luis Castro admitió el recurso que Rato interpuso en julio contra la denegación del tercer grado, y justificó haber esperado a la sentencia para resolverlo teniendo en cuenta que la Fiscalía pedía para él hasta ocho años y medio de pena por estafa de inversores y falsedad contable.
El juez tuvo en cuenta, entre otros factores, para concederle la semilibertad que ya ha hecho frente a la responsabilidad pecuniaria derivada de su condena a 4 años y medio de cárcel por las «tarjetas black», y tiene en cuenta que pidió perdón de forma voluntaria, pública y notoria antes de su ingreso en prisión.
Entre los factores positivos para la concesión del tercer grado, el juez incluía también el hecho de que Rato haya disfrutado de permisos de salida sin incidencias y el bajo pronóstico de reincidencia del preso.
Además, su avanzada edad, 71 años, le permitiría, si se dan los requisitos legales, obtener la libertad condicional por la causa de las tarjetas «black», así como por las enfermedades coronarias que padece.