El ministro español del Interior, Fernando Grande-Marlaska, realiza este lunes una visita oficial a Argelia centrada en temas de Seguridad y migración, con el aumento de llegada de migrantes irregulares argelinos a España como uno de los asuntos principales.
Grande-Marlaska, que será recibido por el presidente de la República, Abdelmedjid Tebboune, también analizará la frágil situación en la frontera sur de Argelia con Mali, Níger y Libia, escenario en los últimos meses de combates entre grupos yihadistas y fuerzas de Seguridad argelinas, y lugar de una de las principales rutas de la migración irregular subsahariana que desemboca en las costas del norte de África.
Según un comunicado difundido por el ministerio argelino del Interior, las Colectividades Locales y Planificación Territorial, «la visita, que forma parte de la cooperación entre los ministerios de Interior de ambos países, constituirá una oportunidad para el enriquecimiento y la consolidación de los intercambios en los campos de interés común.
Esta es la tercera visita oficial a Argelia de Grande-Marlaska, quien antes de visitar el palacio presidencial se reunirá con su colega argelino, Kamel Beldjoud y con el ministro de Asuntos Exteriores, Sabri Boukadoum, con quienes estudiará las vías para estrechar «la cooperación entre España y Argelia en los ámbitos de la protección civil, la formación policial o la seguridad vial».
El ministro viaja acompañado, entre otros, por el Director General de la Protección Civil y Emergencias, Leonardo Marcos; la directora general de Relaciones Internacionales y Extranjería, Elena Garzón, y el comisario general de Extranjería y Fronteras de la Policía Nacional, Enrique Taborda.
El incremento en las últimas semanas del número de pateras procedentes de Argelia «ha estrechado» los contactos entre el Gobierno de España y el argelino, como declaró recientemente a Efe la ministra española de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, quien subrayó el compromiso firme de las autoridades argelinas de «cogestionar» los temas migratorios con España.
Argelia atraviesa una aguda crisis política, económica y social desde que en 2014 se desplomaran los precios del barril de petrolero, única riqueza que explota un país sin apenas tejido industrial, que sostiene su economía en la explotación de las energías fósiles, que suponen más del 95 por ciento de sus exportaciones.
La crisis se agudizó en febrero de 2019 tras el estallido del movimiento de protesta ciudadana «Hirak», que durante quince meses salió cada martes y cada sábado de forma masiva a las calles para pedir la caída del régimen militar que domina el país desde la independencia de Francia en 1962.
El movimiento, que logró la dimisión del histórico presidente Abdelaziz Buteflika, quedó interrumpido en marzo a consecuencia de las restricciones para contener la pandemia de la COVID-19, que ha causado oficialmente más de 33.000 contagios y 1.302 decesos, y que agudizado aún más la crisis económica que padece el país.