El expresidente de la ANC, Jordi Sànchez, podrá salir cinco días a la semana de la cárcel de Lledoners (Barcelona), donde cumple su condena por el 'procés', después de que el centro le haya autorizado a trabajar fuera del recinto penitenciario en virtud del artículo 100.2.
Tal como ha informado el Departamento de Justicia, Sànchez cuenta ahora con permiso para salir cinco días a la semana durante doce horas tras haber presentado una oferta laboral, actividad que se sumará al voluntariado que ejercía hasta el momento y que cuenta con el aval del juzgado de vigilancia penitenciaria.
De hecho, Sànchez tenía autorización para ejercer voluntariado fuera de la cárcel, pero las restricciones de movimiento por el estado de alarma obligaron a suspender este permiso hasta el pasado 8 de mayo, cuando la consellería lo reanudó.
Ahora, la junta de tratamiento de Lledoners, en Sant Joan de Vilatorrada (Barcelona) ha acordado aceptar la propuesta de Sànchez de ampliar su régimen penitenciario para que pueda también salir a trabajar, lo que todavía debe recibir el visto bueno del juzgado de vigilancia penitenciaria.
El caso de Sànchez es similar al de la exconsellera de Trabajo Dolors Bassa, que tenía autorizadas salidas para cuidar de su madre anciana y cuyo 100.2 fue adaptado a finales del pasado abril para que pudiera trabajar fuera del recinto penitenciario en una entidad que presta servicios esenciales.
La modificación de los permisos de Sànchez llega el mismo día en que la Fiscalía se ha opuesto a los cambios en las condiciones del 100.2 de Bassa al considerar que el área laboral no está relacionada con el delito de sedición y malversación por el que fue condenada por el 1-O y que tampoco hay constancia de que haya llevado a cabo ningún tratamiento para rectificar su conducta.
Sànchez ha sido uno de los presos del 'procés' que se ha visto obligado a permanecer en la cárcel durante la emergencia sanitaria dado que sus permisos eran para ejercer voluntariado, una actividad que la consellería restringió durante varias semanas, a diferencia de algunos exconsellers, que sí pudieron reanudar sus salidas pese al estado de alarma al contar con empleo en el exterior.
Para ello, el Departamento puso como condición que los internos acreditaran que la empresa para la que prestaban servicio laboral permanecía abierta y había reanudado su actividad durante el confinamiento.
Los presos a quienes se permite salir, una vez regresan a la cárcel a pasar la noche, no pueden compartir espacio ni estar en contacto con otros presos que no hayan disfrutado de permisos, una medida para evitar la propagación del coronavirus dentro de los recintos penitenciarios.