Las consecuencias epidemiológicas de esta fase inicial de la desescalada en España son aún inciertas y probablemente, según el periódico habitual de hasta 15 días desde el desarrollo de síntomas hasta su notificación, se conocerán en una semanas. No obstante, Sanidad ha puesto sobre la mesa un objetivo «ambicioso», según Fernando Simón, director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, al trabajar desde ya con las Comunidades Autónomas en reducir ese tiempo de 15 días a 48 horas. Algo que permitiría conocer antes el impacto de las medidas de desescalada.
Para lograrlo ese objetivo, «habrá que esperar a ver qué capacidad real existe en las comunidades autónomas» y, «si hay que reforzar los sistemas, habrá que proponerlo y hacerlo». Así el objetivo de cara a la fase de transición es identificar todos esos casos sospechosos antes «al menos en un porcentaje muy muy alto».
Simón ha reconocido que las Comunidades Autónomas están en ese proceso y que lo que se va a tratar de hacer es «una detección precoz con muchos indicadores diarios y semanales que van dirigidos a conocer el número de casos posibles o sospechosos que pueden tener sintomatología relacionada con la COVID-19».
El fin último de todo ello es asegurar, ha concluido, que en el momento que se transite de una fase de la desescalada a otra, si se produce un rebrote de coronavirus, las comunidades estén preparadas para actuar.