El expresidente del Gobierno Felipe González considera que si en la gestión de la actual crisis sanitaria se cometen errores hay que reconocerlos puesto que, a su juicio, «el error en política es perdonable, lo que no es perdonable es la estupidez».
González, en una conferencia online sobre la «Gobernanza Global en el mundo post-Covid19» organizada por Wobi, ha aconsejado a los líderes, políticos o empresariales, que afronten la crisis con «fortaleza emocional» y humildad para buscar consensos.
En cambio, cree que todo líder que «aparece nervioso, cambiando de posición de la noche a la mañana» y buscando culpables es un líder «nefasto» e «inútil» para afrontar una crisis. El peor tipo, ha opinado, es «el necio que no sabe que no sabe y además tiene poder», porque toma decisiones arbitrarias.
González se ha mostrado partidario de que los líderes políticos establezcan políticas «de diálogo permanente» y de «acuerdos sucesivos», incluyendo también a los líderes sociales y empresariales, para enfrentar la crisis. «Hoy le tocará a un gobierno y mañana a otro», ha dicho.
Así, cree que en España los responsables políticos del Gobierno, de la oposición y de las comunidades autónomas deberían atender la demanda ciudadana de acuerdos políticos. Es más, a su juicio, hay «más disponibilidad» de lo que parece a la luz de la «pelea inmediata».
Además, cree que haría falta que la UE responda a la crisis como un «espacio público compartido» y que haya una respuesta global para ayudar a los países con menos recursos, a frenar la enfermedad y a hacer políticas anticíclicas para superar su impacto.
LE CUESTA VER LA ACTITUD DE LÓPEZ OBRADOR
González ha hecho comentarios sobre las acciones del presidente de Estados Unidos, Donalf Trump; del de Brasil, Jair Bolsonaro y de México, Andrés Manuel López Obrador, de quien ha dicho que le «cuesta trabajo ver que no reconoce la importancia de la pandemia y de la crisis».
De Trump, ha dicho que le preocupan algunas de sus interpretaciones sobre los poderes para hacer frente al virus porque, a su modo de ver, esto no da derecho a restringir las libertades democráticas. Es más, cree que, igual que las empresas teletrabajan, los Parlamentos deberían poder funcionar telemáticamente para que no se interrumpa el control democrático.
Por otro lado, ha dejado claro que no ve posible que los Estados puedan hacer un repliegue nacional de sus industrias --tras años de deslocalizaciones sobre todo hacia China--, aunque sí se fortalecerán algunos sectores y se invertirá más en I+D. Además, cree que más proteccionismo paralizaría más la economía.
La globalización, a su juicio, no acabará, pero sí aumentarán «las propuestas populistas de cualquier signo», es decir, las «respuestas simples a problemas complejos» que solo funcionan «cuando alguien señala un culpable». «La política negacionista de Jair Bolsonaro en contra de su ministro de salud es estrictamente populista», ha dicho.
EL «ESTADO IPANEMA»
También ha apuntado que, tras la epidemia, se planteará una redefinición sobre el papel del Estado y ha recurrido a su definición del 'Estado Ipanema', a imagen de los «cuerpos de seres humanos sin un gramo de grasa pero sin que se les vean los huesos», porque el Estado tiene que ser «elástico y tener firmeza pero no ser esquelético».
González ha dado por hecho que las relaciones sociales e industriales cambiarán como consecuencia de la pandemia, pero ha reconocido que no sabe con seguridad cuáles serán esos cambios. «Quien la tenga seguramente estará mintiendo y lo peor que se puede hacer ahora es mentir a los ciudadanos», ha señalado.
En cuanto a los empresarios, cree que deberían hacer la «reflexión de que toda la economía está al servicio de las personas y el ser humano no es una mercancía más, sino el destino final de una economía social de mercado».