La ministra de Educación en funciones, Isabel Celaá, ha rechazado este martes la posibilidad de instalar cámaras en las aulas para luchar contra los abusos sexuales a menores, ya que, a su juicio, «sería como poner un Gran Hermano permanente».
Celaá ha incidido, en declaraciones Onda Cero, en que es una medida «terrible», que en principio no le gusta, aunque ha considerado que todas las ideas son susceptibles de debatirse.
Respecto a la reunión que va a mantener el próximo miércoles con los editores después de que éstos acusaran a algunas comunidades autónomas de presionarles para cambiar los contenidos de los libros de texto, ha dicho que los ha convocado porque los quiere oír, puesto que en diciembre del pasado año dijeron que no había adoctrinamiento.
En cuanto a los ejemplos de presiones ofrecidos recientemente por la Federación de Gremios de Editores de España y la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza como la del Gobierno de Canarias para que se corrigieran los libros que dicen que en el archipiélago hay ríos o de Cataluña para que no se hable de los Reyes Católicos, ha dicho desconocerlos y se ha mostrado sorprendida.
«No habíamos oído estos ejemplos, vamos a ver si son malas praxis o se relacionan con lo que afirmaron que eran presiones. Vamos a ver todo», ha indicado.
No obstante, Celaá ha precisado que los libros de texto no tienen que ser autorizados por las autoridades educativas y que los editores tienen libertad de empresa, por lo que no deben estar sujetos a presiones.
Ha subrayado que si es cierto lo que denuncian los editores, se puede corregir, ya que «todo lo que es verificable y está en los libros de ciencia tiene que estar» también en los de texto.
Tras afirmar que no se identifica con ningún adoctrinamiento en el sistema educativo, ha reconocido que existe una corriente para recentralizar las competencias, un debate que, a su juicio, no debe asustar a nadie.