El Gobierno mantiene la primera quincena de julio como fecha «tentativa» para celebrar el debate y votación de la investidura de Pedro Sánchez como jefe del Ejecutivo, si bien ha vinculado que este pronóstico se cumpla con la «responsabilidad» que ejerzan PP y Ciudadanos.
En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la ministra de Educación y portavoz del Ejecutivo en funciones, Isabel Celaá, ha señalado que la posibilidad de cumplir con esta fecha estimada «estará en función de si PP y Ciudadanos» ven igual de urgente que el Gobierno el que para entonces pueda haber un nuevo Ejecutivo.
La ministra ha pedido a estos dos partidos que hagan un ejercicio de responsabilidad para que el Gobierno de España «no dependa de fuerzas independentistas». Por tanto, ha reiterado que de PP y Ciudadanos «depende que se obstaculice o salga adelante la investidura» que Sánchez quiere intentar «cuanto antes». De ellos depende también, por tanto, que esta investidura «llegue antes o después», ha abundado.
La formación cuanto antes de un Gobierno estable en España no sólo sería una buena noticia para el país, sino también para Europa, ha resaltado. Celaá no ha respondido a la pregunta de qué estaría dispuesto el Gobierno a ofrecer a Unidas Podemos como compensación por su apoyo.
La ministra se ha escudado en que ese asunto es competencia exclusiva del presidente Sánchez, la decisión sobre si incorpora o no en su gabinete a algún representante de la formación 'morada'.
No obstante, Celaá ha indicado que los socialistas quieren que Podemos «siga siendo socio» porque el Gobierno va a hacer políticas progresistas. Sánchez se reunirá este próximo martes con los líderes de Podemos, Pablo Iglesias; Ciudadanos, Albert Rivera, y PP, Pablo Casado, precisamente para ir avanzando en la investidura. Con el resto de fuerzas políticas con representación parlamentaria, los socialistas también hablarán, pero ya no será Sánchez el que se siente con sus líderes.
Preguntada por cómo la formación del Gobierno en Navarra puede afectar a la investidura, en el sentido de que si los socialistas dejan gobernar a la coalición de derechas de Navarra Suma los dos diputados de UPN podrían abstenerse en el Congreso, permitiendo la investidura de Sánchez en segunda votación, Celaá ha evitado posicionarse.
Se ha limitado a decir que tanto el PSOE como su partido en Navarra, el PSN, están de acuerdo en que con Bildu no se ha de acordar nada (la abstención de la izquierda abertzale es imprescindible para que se forme un Gobierno alternativo presidido por la socialista María Chivite) y no ha querido pronunciarse sobre si el apoyo del PNV en la investidura estaría en riesgo si los socialistas renuncian a gobernar con los nacionalistas de Geroa Bai y ceden la comunidad a Navarra Suma.
Con el PNV, se ha limitado a recordar, los socialistas gobiernan en coalición en el País Vasco y tienen unas «excelentes relaciones».
Por otra parte, Celaá ha dado por hecho que el Ejecutivo restablecerá el diálogo institucional con el Govern catalán en cuanto se forme un nuevo Gobierno. Ahora, estando en funciones, el Ejecutivo está «en un tiempo de silencio general», ha zanjado.
Esta semana, la vicepresidenta, Carmen Calvo, aseguró que Sánchez no se reuniría en ningún caso con el president de la Generalitat, Quim Torra, como le ha urgido éste por carta, ya que su intención es hablar del poder judicial y del juicio del 'procés', una aspiración que tildó de inaudita en una democracia.