El responsable de la coordinación policial para frenar el 1-O, el teniente coronel Diego Pérez de los Cobos, ha detallado la «difícil relación» que tuvo con el mayor de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluis Trapero, que no reconocía su autoridad y que pidió su salida al considerarle una «injerencia» del Estado.
De los Cobos ha comparecido este martes como testigo en el juicio del «procés» a petición de la Fiscalía, que considera su testimonio fundamental para apoyar el relato de violencia que exige el delito de rebelión, por su rol como coordinador sobre el terreno de Mossos d'Esquadra, Policía Nacional y Guardia Civil ante el 1-O.
Como siempre ha manifestado en sus declaraciones en la fase de instrucción tanto en el Supremo como en la Audiencia Nacional, De los Cobos ha relatado los choques que mantuvo con el mayor y que demuestran que «la relación con Trapero siempre fue difícil».
Al respecto, ha explicado que desde el primer momento Trapero «siempre mostró su disconformidad» con su nombramiento que entendió como «una injerencia» hasta el punto de que no reconoció en su persona «ninguna potestad para darle instrucciones».
Insistía, ha dicho, que la policía autonómica no necesitaba de ningún tipo de apoyo pues los Mossos eran suficientes para el 1-O, en línea con lo manifestado con el entonces conseller de Interior, Joaquim Forn, con «quien compartía su opinión».
Un ejemplo de ese distanciamiento es que el mayor ya no se presentó a las siguientes reuniones al mandar a su número 2 Ferrán López - con quien «no existía la tensión como con Trapero»- pese a que las instrucciones del fiscal exigían la presencia del mando superior, que era él.
Trapero acabó escenificando ese rechazo, ha añadido, solicitando por escrito que se revocara su designación alegando los mismos argumentos que Forn expuso en su carta al ministro del Interior Juan Ignacio Zoido el 22 de septiembre por «ser una injerencia» e «invadir la competencia de los Mossos».