Las Flores de Pascua rojas y amarillas han vuelto a ser protagonistas en la foto del Consejo de Ministros celebrado este viernes en Barcelona, después de que este jueves centraran también la atención en la reunión entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el presidente de la Generalitat, Quim Torra.
Como es habitual, el Gobierno se ha hecho una foto de familia de forma previa a la reunión del Consejo de Ministros en la Casa Llotja de Mar. En el patio del emblemático edificio, el presidente y sus ministros han posado ante los medios de comunicación flanqueados a ambos lados por varias filas de flores rojas y amarillas colocadas de tal modo que emulaba los colores de la bandera de España.
Precisamente la colocación de estas flores provocó una competición de varias horas entre la Generalitat y el Gobierno español en la tarde del jueves, cuando se ultimaban los preparativos de la entrevista entre Sánchez y Torra en el Palacio de Pedralbes.
El equipo de la Generalitat pretendió, según fuentes gubernamentales, 'colar un gol' a Moncloa colocando dos Flores de Pascua amarillas --el color usado por el independentismo para solidarizarse con los presos del proceso soberanista-- en la mesita situada entre los dos sofás donde se sentarían los presidentes.
La imagen grabada por los medios de comunicación que muestran al jefe de Protocolo de Moncloa, Andrés Costilludo, colocando una Flor de Pascua roja delante de las amarillas al inicio de la reunión entre los presidentes, sólo era el final de una batalla que las dos delegaciones Gobierno y Generalitat venían librando desde dos horas antes.
El Gobierno central se percató de la existencia de las plantas amarillas en la sala donde se verían los presidentes en torno a las 17.00 horas. A pesar de que un funcionario las retiró, las plantas volvieron a aparecer y el personal de Moncloa tuvo que apartarlas en varias ocasiones, revelan a Europa Press fuentes del Ejecutivo.
Ante esta actitud persistente por parte de la Generalitat, se dio orden a un funcionario de comprar Flores de Pascua de hojas rojas, las más comunes. Así, cuando alguien, en nombre del Govern, situó de nuevo las flores amarillas al inicio de la reunión de los presidentes, el jefe de Protocolo se acercó a los presidentes para colocar delante de ellas una planta roja, como grabaron las cámaras.
A pesar de la reacción de Costilludo, al fotógrafo oficial de la Generalitat le dio tiempo de tomar instantáneas de los dos presidentes conversando con las plantas amarillas de fondo.
Discusión sobre el número de sillas
Pero el incidente de las flores no fue el único enfrentamiento entre bastidores, sino que también hubo discusión por el número de sillas en la sala donde finalmente se reunieron la vicepresidenta Carmen Calvo y la ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, con el vicepresidente Pere AragonÈs y la consellera de Presidencia, Elsa Artadi.
Los responsables de la Generalitat colocaron seis sillas, tres a cada lado de la mesa. Inmediatamente, los servicios de protocolo de Moncloa ordenaron retirar las dos sillas que sobraban, dado que Sánchez sólo quería reunirse con Torra. Según el Ejecutivo, el único formato posible para la reunión con Torra es el previsto para los encuentros que habitualmente celebra el presidente del Gobierno con los dirigentes autonómicos.
Esos encuentros se celebran entre los presidentes a solas, a diferencia de las entrevistas que el jefe del Ejecutivo pueda tener con los jefes del Gobierno de otros países, que habitualmente se celebran en presencia de ministros de ambas partes.
Buscando una imagen a seis
Las diferencias continuaron después sobre la foto oficial de todos los participantes. Mientras que la Generalitat quería una foto alrededor de una mesa, Moncloa se negó y sólo aceptó una instantánea de los seis de pie en la misma sala donde se habían entrevistado los presidentes.
Hecha la foto, los seis departieron durante menos de cinco minutos --nunca llegaron a sentarse-- y abandonaron Pedralbes en dirección a la cena organizada por Fomento del Trabajo, la principal patronal catalana, a excepción de Batet y Artadi, encargadas de dar cuenta a los medios de comunicación de las reuniones celebradas. Artadi, ante la prensa, defendió que el saludo final había constituido una tercera reunión.