El expresident de la Generalitat Jordi Pujol ha admitido que busca reconciliarse «consigo mismo», al no haber pasado página tras su confesión en julio de 2014 de que tuvo dinero sin declarar en Andorra.
En su artículo 'He vuelto a Queralbs' escrito a mediados de agosto de 2015 pero que ha colgado este martes en su blog de la Associació Serviol, recoge las reflexiones de «choque personal y lamentación, de nostalgia pero también de aceptación de responsabilidad» que se hizo un año después de los hechos.
Según Pujol, sigue sin haber recuperado suficientemente la sensación de paz y de alegría interior: «Aún no me he reconciliado del todo conmigo mismo. Conmigo mismo. Hablo de mí mismo», y recuerda unos versos del poeta Joan Maragall.
«Lo constato y dejo constancia de ello. Con nostalgia, pero afortunadamente también con esperanza. Y la esperanza da fuerza», dice en su escrito.
«Seguir viviendo»
Pujol explica que no sabía si sería capaz de resistir lo que conllevó su confesión, pero que ahora ya se atreve a decir que es capaz de «seguir viviendo con un grado de intensidad aceptable» si se entiende que superar este episodio es no haberse abandonado, seguir leyendo y escribiendo, seguir con atención lo que pasa en Catalunya y en el mundo, y seguir sintiendo que la familia le reconforta.
Sin embargo, precisa que no vive en un tono de alta intensidad ni de vivencia potente y que sigue preguntándose «qué puede quedar de bueno, de sólido y duradero» de lo que ha sido su vida.
Tras recalcar que no se ha hundido, incide en que ha sido una etapa dura por su propia actitud autocrítica por motivos éticos, de responsabilidad y por el perjuicio causado.
Apunta que, aunque se pusieran todos sus activos y pasivos en una balanza y se le diera un aprobado claro, podría no ser satisfactorio para él porque, pese a considerar muy importante el juicio del pueblo y la Historia, puede que su paz y autoconsideración requieran algo que nadie le puede dar: la reconciliación consigo mismo.
Jordi Pujol apareció públicamente el miércoles 24 de agosto, cuando asistió en Barcelona al funeral del histórico dirigente catalanista Jordi Carbonell.