En el tramo 14 de la Meridiana, en los límites de la ciudad de Barcelona con el extrarradio, cientos de mallorquines celebraron la Diada de Catalunya. Sin banderas de la Isla –solo había estelada–, la comitiva balear se mezcló entre los cientos de miles de ciudadanos. En las calles colindantes, una hilera interminable de autocares permitía adivinar por la matrícula la procedencia de los vecinos de los mallorquines en la manifestación: Font-romeu, Perpinyà, Girona, Castelló, Valencia, Puigcerdà.
«Esto es imparable», señalaba uno de los mallorquines voluntarios que ayudaban a organizar a la gente en la Meridiana. Había tanta gente que los móviles dejaron de operar bien durante la media hora previa a las 17.14, hora de inicio oficial del festejo en clave histórica, rememorando la victoria borbónica de 1714.
«Se trata de la reafirmación del voto nacionalista frente al inmovilismo del Estado», afirmaba horas antes el presidente de la Obra Cultural Balear, Jaume Mateu, en el Arc de Triomf, lugar de reunión de las comitivas mallorquina y menorquina, esta última encabezada por Miquel Àngel Maria, conseller de Cultura del Consell de Menorca.
Jaume Mateu y Miquel Àngel Maria siguieron la manifestación desde la primera línea de autoridades, donde la ANC también había invitado a Cristòfol Soler, expresidente balear, y Tomeu Martí, presidente del Grup Blanquerna.