El presidente en funciones del Gobierno y líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, ha reconocido hoy que los socialistas han salido «heridos» de la derrota electoral del 20-N, que ha achacado a la crisis económica y financiera y a errores de gestión y de comunicación del Ejecutivo.
Zapatero ha abierto con su intervención el Comité Federal del PSOE que analizará las causas de la histórica derrota en las urnas de los socialistas y que dará los primeros pasos para el congreso federal del próximo mes de febrero, en el que tiene que renovarse la dirección.
Las causas de la derrota, según ha dejado claro, hay que buscarlas en el descontento político y en la intensa preocupación social generada por la persistencia de la crisis y las dudas en la capacidad de salir de ella, lo que ha llevado a muchos ciudadanos a buscar «el cambio por el cambio o a dejar que éste se produjera».
Durante su discurso, Zapatero ha agradecido al candidato del PSOE en los comicios del 20-N, Alfredo Pérez Rubalcaba, el esfuerzo, el empeño y la energía despegadas «en unas circunstancias poco propicias» y en un escenario que es «difícil imaginar» que pueda ser «más adverso»
Ha agradecido igualmente el trabajo desarrollado por todo el Comité Electoral del PSOE que ha dirigido Elena Valenciano, así como el apoyo de los casi siete millones de españoles que han dado su respaldo a los socialistas.
Con ellos, ha dicho, el PSOE ha comprometido un programa de acción para los próximos cuatro años, que debe guiar su futura labor de oposición.
Además, ha emplazado a todos, con él a la cabeza, a asumir con «humildad y entereza democrática» el varapalo electoral, y con esas mismas bases empezar hoy a dar el primer paso hacia el futuro, que culminará en el congreso federal ordinario previsto para los días 3, 4 y 5 de febrero en Sevilla.
En su análisis, ha dicho que los ciudadanos han proyectado sus reproches y sus demandas sobre el Gobierno y el partido que le sustenta, como ha ocurrido también en otros países que han celebrado elecciones.
Ha situado el origen del desafecto de parte de su electorado en mayo de 2010, cuando emergió súbitamente el primer episodio de la crisis de la deuda soberana, con Grecia en el punto de mira, y las medidas de ajuste que se tomaron para reducir el déficit.
Desde entonces, con un agravamiento a partir de agosto de este año, el Gobierno socialista ha adoptado decisiones «inevitables» encaminadas a proteger a España de la intervención.
Decisiones que, según ha juzgado, afectaron a la renta disponible de un número importante de ciudadanos, aunque el Ejecutivo intentó hacerlo con sentido de la equidad, manteniendo el Estado social y reforzando la protección por desempleo.
«Preocupados y absorbidos por la articulación presupuestaria de las medidas, seguramente no acertamos a integrar su explicación en un discurso global y coherente», ha apostillado, persuadido de que tampoco pueden ignorar «la decepción explicable» que experimentaron algunos ciudadanos al ver que el PSOE se presentaba como ejecutor de esos ajustes.
Tras aclarar que no se siente impulsado por una necesidad de autojustificación, sino «por una convicción muy interiorizada», Zapatero ha insistido en que «no había alternativa» y que el Gobierno «hizo lo necesario» en condiciones muy difíciles.
Con esa premisa, de acuerdo con su análisis, ha actuado el Gobierno, a fin de evitar que a España le ocurriera lo que a Grecia y otros países,que han perdido su autonomía financiera y han sido empujados a asumir una situación de claro empobrecimiento interno con una perspectiva muy difícil para muchos años.
Por eso, ha asegurado que el Ejecutivo desplegó un esfuerzo «absorbente y agotador» para evitar algo que hubiera tenido consecuencias muy graves a corto y medio plazo en el futuro económico y social y en la propia autoestima democrática como pueblo.
Y lo han hecho en el contexto poco favorable de una UE que no ha sido capaz de encontrar una solución estructural hasta ahora al problema de la deuda para el futuro mismo de la unión económica y monetaria.
«Difícil imaginar un escenario más adverso» para la campaña de las elecciones generales, ha proseguido Zapatero, quien ha señalado que en la sociedad ha primado el reproche por las consecuencias de la crisis y, en particular, por la situación del empleo.
Así las cosas, el líder del PSOE ha justificado que en una parte del electorado haya podido más el deseo de cambiar la realidad por la vía cambiar el gobierno y hayan optado por dar su apoyo al PP o a otras fuerzas políticas como modo de expresar su descontento.