El Banco Central Europeo (BCE) subió ayer los tipos de interés 25 puntos básicos, hasta el 1,25 %, y su presidente, Jean-Claude Trichet, dejó abierta la opción de nuevas subidas durante el año, en caso de que sean necesarias para frenar la inflación. Este análisis, que obvia las dificultades económicas por las que pasan algunos países (el caso de Portugal es el último evidente), anuncia el fin del precio barato en la UE.
Trichet dejó claro que el BCE hará «lo que considere necesario para garantizar la estabilidad de precios», tras elevar el precio del dinero por primera vez desde hace casi tres años, pese al recrudecimiento de la crisis de endeudamiento europea. «No hemos decidido que esta subida sea la primera de una serie de incrementos de los tipos de interés», dijo Trichet, lo que arrastró al euro hasta su valor mínimo del día en 1,4242 dólares.
Inicio de futuras subidas
Algunos analistas no están tan convencidos y prevén que el BCE acaba de iniciar una serie de incrementos en los tipos de interés, aunque el presidente de la entidad no lo haya dicho así. El BCE ha sido la primera de las principales entidades monetarias en subir los tipos de interés desde el inicio de la crisis financiera. La Reserva Federal estadounidense (Fed) y el Banco de Japón (BoJ) tampoco van a seguir los mismos pasos que el BCE.
El economista jefe del banco Commerzbank, Jorg Kraemer, opina, al igual que la mayoría de analistas, que la subida de tipos beneficia a los países que salen de la crisis (caso de Alemania, Francia, Holanda y Austria) y perjudica a los países periféricos (como los del área mediterránea, incluida España). Kraemer cree que «el BCE tendrá en cuenta las dificultades de los países periféricos de la zona del euro y subirá en los próximos trimestres su tasa rectora de forma menos agresiva que antes».