Miles de personas, 65.000 según los organizadores y 6.000 según la Policía Nacional, participaron ayer en Madrid en la Fiesta del Primero de Mayo de CCOO y UGT, en la que sus máximos dirigentes advirtieron a Zapatero de que no ceda a las pretensiones de la CEOE.
Los secretarios generales de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, y UGT, Cándido Méndez, emplazaron a Zapatero a que en el próximo debate del estado de la nación envíe un mensaje claro de rechazo a cualquier iniciativa que suponga abaratar el despido o recortar salarios, protección social o pensiones.
Es necesario, explicó Méndez, un plan de choque para atender a las personas que se están quedando sin trabajo, para lo que hay que mover los recursos públicos disponibles, gravar las rentas más altas y que el dinero que se ha dado a las entidades financieras fluya a la economía real.
Al respecto, dijo que han recibido 150.000 millones de euros de los bolsillos de los contribuyentes y las entidades financieras deben aportar «responsablemente su contribución a la crisis», inyectando liquidez.
Méndez consideró que para salir de la crisis Zapatero debe reforzar el diálogo social, así como la coordinación con las comunidades autónomas, porque gestionan «dos de cada tres euros de la inversión pública» y no pueden hacer como la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, «pedir, criticar y no hacer nada».
Mientras, Toxo avisó de que «por ahí se llega a la conflictividad». El camino para salir de la crisis lo tienen que «marcar» los trabajadores y la «derecha no nos puede llevar a su terreno para defender sus intereses», opinó Toxo, quien añadió que «no convertiremos a los trabajadores en la infantería de la derecha, ni de la política».