Los etarras Henri Parot y los integrantes de la denominada «caravana de la muerte», Izkur Badillo y Gorka Vidal, aseguraron ayer que «no tienen nada que ver» con el 11-M, «ni con los islamistas», y los tres negaron explícitamente que ETA estuviera implicada en los atentados. Así lo manifestaron los tres etarras que comparecieron como testigos en la vigésimo octava jornada del juicio a propuesta del abogado defensor de los acusados y presuntos autores materiales de la masacre Jamal Zougam y Basel Ghalyoun, José Luis Abascal Escudero.
Durante esta sesión también compareció como testigo un controlador del confidente policial «Cartagena» que corroboró que había dos notas informativas sobre este confidente que los agentes no pudieron aportar en papel al juez instructor del sumario del 11-M, Juan del Olmo.
En cuanto a los etarras, los primeros en declarar fueron Izkur Badillo y Gorka Vidal, condenados por transportar una furgoneta cargada de explosivos que fue interceptada en Cañaveras (Cuenca) once días antes del 11-M. Los dos negaron concretamente que conocieran al suicida Jamal Ahmidan, «El Chino», y uno de ellos, Vidal, destacó: «no tengo nada que ver con esto. Ni con el 11-M, ni con los islamistas. No tengo nada que ver con esto».
«No recuerdo» fue la frase más veces pronunciada por los dos etarras cuando Abascal les preguntó cuál fue el punto de partida de su viaje y el punto de destino o si recordaban el explosivo que transportaban, así como si hablaron con algún miembro de ETA en Burgos. Ante este tipo de respuestas, el presidente del tribunal se vio obligado a advertir a ambos que estaban obligados a decir verdad dada su condición de testigos y que «ante las reiteradas evasivas» les apercibía de que podía tomar medidas contra ellos por un delito de desobediencia grave.