El presidente del PP, Mariano Rajoy, no quiso dejar pasar el debate sobre el referéndum de la Constitución europea para hacer sus propias reflexiones con respecto al Plan Ibarretxe. Rajoy criticó que el lehendakari sea recibido en Moncloa «con la alfombra roja» y que el Gobierno desprecie al PP. Y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, le respondió con dureza al asegurar que no está dispuesto a dar el paso en falso que supondría un recurso ante el Constitucional, que sería el «segundo fracaso» ante los nacionalistas vascos. Además, el jefe del Ejecutivo reiteró su defensa de que las Cortes, como sede de la soberanía nacional, expresen su opinión sobre el plan, y consideró que sería un error impedir su debate.
Rajoy comenzó sus alusiones al Plan Ibarretxe convencido de que la Constitución europea es «un obstáculo insalvable para que prosperen los fines independentistas», pero el principal argumento del líder popular fue un durísimo alegato contra el Gobierno central. Afismó que Zapatero, necesitará al PP para las grandes reformas, pero prefiere «menospreciar la ayuda y quitar importancia a las cosas».
Zapatero, según explicó Rajoy, puede actuar así por inconsciencia e incluso porque le falta grandeza, pero se mostró convencido de que se debe a que «está preso de ERC y no quiere que su socio se irrite». El líder popular acusó a Zapatero de crear «una situación pintoresca» en la que el lehendakari está en manos de Batasuna y por tanto de ERC, que cuenta con el apoyo de ERC para sacar adelante el Plan Ibarretxe, y que a su vez «son amigos de Izquierda Republicana», en cuyas manos está Zapatero, que es quien tiene que hacer frente al proyecto soberanista de Ibarretxe.