OTR/PRESS-VITORIA
El nuevo presidente del PNV, Josu Jon Imaz, explicó ayer que el
gran reto de su mandato será sacar adelante el Plan Ibarretxe.
También dijo que le gustaría contar en su futura Ejecutiva con su
rival en el proceso interno de sucesión, Joseba Egibar. Destacados
dirigentes del partido, en todo caso, se han apresurado en asegurar
que el relevo de Xabier Arzalluz no provocará una brecha en el
nacionalismo en un futuro.
Imaz afirmó que el PNV será una piña y defenderá un único mensaje. Lo dijo al asegurar que tiene «clarísimo» que desea contar con Egibar en la futura dirección. «Mi absoluta voluntad es la de integrar a todas las personas, sensibilidades y territorios en un proyecto común», dijo. «Vamos a trabajar necesariamente juntos y además con ilusión y con ganas», añadió.
«No hay vencedores ni vencidos, nadie gana, nadie pierde», dijo, analizando la votación que tuvo lugar este jueves e insistiendo en que el triunfo en esa jornada ha sido de todo el partido, no de personas ni de posiciones políticas. No quiso adelantar más detalles sobre la política que seguirá, habida cuenta de que no será oficialmente designado presidente del PNV hasta enero, aunque sí dejó claro que el partido tiene «una posición única y común» en relación a la violencia de ETA.
También fijó lo que será el «eje y tarea principal» de su mandato al frente del PNV: «sumar fuerzas de cara a responder a la responsabilidad que la sociedad nos está demandando», es decir sacar adelante el nuevo Estatuto político que ha propuesto el lehendakari, Juan José Ibarretxe. «Desde luego, este país tiene un cosa muy clara, que este país lo tenemos que construir entre todos, nacionalistas y no nacionalistas, en un proyecto de convivencia. Ese es el objetivo de la propuesta del lehendakari».