El candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat, Pasqual Maragall, garantizó ayer en su discurso de investidura el compromiso de reformar el Estatut y la financiación desde el consenso, y defendió «una nueva relación con España» basada en propuestas «claras y compartidas» y no en «mercantilismos».
Durante una hora y media aproximadamente Maragall resumió el acuerdo «catalanista y de izquierdas» suscrito ayer entre PSC, ERC e ICV-EUiA e hizo un llamamiento a los diputados del PPC para que «traten de conseguir que su partido adopte (desde el Gobierno) posiciones más reflexivas y menos agresivas» en materia de autogobierno porque, en caso contrario, pronosticó que «el drama está servido».
El líder socialista prometió «un cambio de estilo» en la forma de gobernar, «sin mirar atrás con ira o resentimiento» y se dirigió implícitamente a CiU para pedirle que desde la oposición no alimente el resentimiento porque, pese a ser una «gasolina política útil», es «un peligro que no nos podemos permitir».Maragall, que inició su discurso del debate de investidura con duras críticas a la etapa de gobierno de CiU, proclamó que con la entrada del tripartito de izquierdas «se ha acabado el tiempo en que había quien se atrevía a repartir patentes de catalanidad». Tras expresar que la «lección» de Jordi Pujol durante sus 23 años de gobierno ha sido «haberse mantenido firme durante un periodo enormemente convulso y confuso», añadió que «acabamos de pasar unos meses en los que no sólo se ha abusado del poder, por parte de unos cuantos, en beneficio propio».