IVÀN TERRASA-MADRID
La mallorquina Purificación Ródenas, acusada de dar cobijo a dos
miembros del 'comando Barcelona' de ETA en enero de 2001, declaró
ayer en la Audiencia Nacional que entonces ella desconocía «que
Fernando García Jodrá perteneciera a ETA o que le estuviera
buscando la policía». Cuando fue detenida, en agosto del mismo año,
Ródenas declaró ante el juez Baltasar Garzón todo lo contrario.
«Pero esa declaración no está firmada», esgrimió ayer la acusada,
«y además entonces yo no me sentía emotivamente muy bien».
A preguntas del fiscal, Ródenas relató que un día la llamó su «amiga íntima» Marina Bernadó (actualmente en paradero desconocido y también vinculada al comando), preguntándole «si podía venir a mi casa. Vino con un chico, me dijo que se llamaba Jesús y que iban a quedarse unos días. Yo le dije que ese fin de semana venían mi madre y mi hermana de Mallorca a pasar el fin de semana, y que no había espacio. Pasaron la noche y se marcharon. Al cabo de unos días volvieron, aunque yo no les vi mucho». Ese Jesús, en realidad, era Fernando García Jodrá, asesino confeso, entre otros, del ex ministro socialista Ernest Lluch.
«A Fernando apenas lo conozco», dijo ayer Ródenas, «me enteré de que ése era su verdadero nombre en dependencias policiales», el día que la detuvieron. En cuanto al hecho de reconocer ante los gendarmes que García Jodrá era miembro de ETA, «la policía no aceptó que mi declaración fuera de otra forma, fue impuesto».