El presidente del Gobierno, José María Aznar, dudó ayer de la legitimidad de los grupos antiglobalización que se manifestarán coincidiendo con la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE que se celebrará el próximo fin de semana en Barcelona. Mientras tanto, PP y PSOE siguen enfrentados por la presencia de socialistas en la manifestación. El secretario general popular, Javier Arenas, cree que su participación «dará que hablar» porque también estará allí Batasuna, mientras que su homólogo en el PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, criticó al presidente del Gobierno, José María Aznar, por preocuparse por los militantes socialistas.
En Cataluña hay otro frente abierto sobre este mismo asunto, entre el presidente del PSC, Pasqual Maragall, y el de la Generalitat, Jordi Pujol. Aznar explicó que «algunas personas que recibimos la legitimidad democráticamente y directamente de los ciudadanos de nuestros países» son los verdaderos protagonistas de la cumbre, los que tiene derecho para pronunciarse en representación de esos ciudadanos. Por contra, en Barcelona habrá «mucha gente que habla, pero no recibe la legitimidad absolutamente de nadie», aunque admitió su derecho a manifestarse. De esta forma, el presidente del Gobierno se refería a los grupos antiglobalización que no tienen representación parlamentaria.
Al margen de las protestas, Aznar explicó que la cumbre se centrará en ver «cómo podemos mejorar la economía europea, cómo podemos hacer una Europa que crezca más, compita más y progrese más». Y se mostró convencido de que la reunión será «un éxito importante para Europa». Los gobiernos europeos, dijo, trabajarán para hacer «de Europa un presagio más competitivo, más integrado, socialmente con más empleo y que sea respetuoso con el desarrollo sostenible y con el medio ambiente». Por su parte, el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, aseguró hoy que su formación estará «de forma masiva y pacífica» en las movilizaciones de Barcelona en favor de otra globalización, e instó a Aznar a que garantice el derecho a la manifestación y no se comporte como «un guardia de la porra».