Como ya suele ser habitual después de un atentado de ETA, los plenos de condena de los respectivos ayuntamientos se convirtieron en un enfrentamiento entre los ciudadanos y los ediles de Batasuna, que siguen sin condenar los asesinatos. En esta ocasión los altercados se produjeron en Beasain, localidad en la que se produjo el atentado y Mungia, de donde era vecina la ertzaina Ana Isabel Arostegi.
En Beasain, el alcalde, Jon Jauregi, leyó el texto de condena aprobado por PNV-EA, PSE y PP, con la abstención de Batasuna. El edil de Batasuna Andoni Antxia leyó un texto en el que calificó los dos asesinatos como un «reflejo doloroso del conflicto». En ese momento, el público presente en el pleno lanzó a los abertzales frases como «sois cómplices», «condenad los asesinatos», «hipócritas» o preguntas como «cuántos muertos tiene que haber para que condenéis estas acciones».
Algo parecido ocurrió en Mungia, donde vivía la ertzaina asesinada. PNV, EA, PSE y PP aprobaron la moción de condena, en la que también se abstuvo Batasuna. Cuando la concejal Idoia Gutierrez intentó leer la moción de Batasuna los vecinos expresaron su indignación, e incluso algunos se marcharon del pleno. El público gritaba: «No queremos oír eso, Batasuna kanpora» o «sólo queréis los derechos humanos para vosotros, asesinos, basta ya», e incluso se llegó a pedir la ilegalización del partido de Arnaldo Otegi. A la salida protagonizaron un forcejeo con simpatizantes de Batasuna.