El candidato a lehendakari, Juan José Ibarretxe, propuso ayer «solemnemente» que sea el Parlamento Vasco el foro que acoja las iniciativas para «por un lado, alcanzar la paz, y por otro, conseguir la normalización política (el autogobierno)». En su discurso de investidura, Ibarretxe propuso la realización de un debate monográfico en septiembre en el Parlamento sobre paz y normalización, e insistió en que su prioridad «será siempre, y por encima de todo, el compromiso ético con la vida y con la defensa de la libertad y la seguridad de todas las personas». Además, propuso para octubre un debate sobre el autogobierno.
Ibarretxe realizó dicha propuesta en torno al Parlamento porque «no necesitamos inventarnos ningún foro nuevo», sino que se puede utilizar «el que democráticamente conforma la voluntad de nuestra sociedad». En materia de pacificación, advirtió a ETA de que «no será creíble un nuevo escenario de ausencia de violencia» si esta organización «no se compromete a respetar la voluntad de la sociedad vasca y renuncia a imponer por la fuerza su proyecto».
Defendió el diálogo como instrumento para alcanzar la paz y la normalización política, desde el respeto a todos los proyectos políticos que, señaló, «pueden ser planteables y realizables, siempre que se defiendan por vías exclusivamente pacíficas y se respeten escrupulosamente los procedimientos democráticos». Precisamente sobre autogobierno el candidato efectuó otra propuesta: la celebración en octubre de una sesión parlamentaria monográfica sobre el autogobierno. Ibarretxe anunció que movilizará «todos los resortes jurídicos, políticos y sociales» para que esta legislatura se logre el «cumplimiento íntegro» del Estatuto de autonomía.
En este sentido, anunció que propondrá al Gobierno del Estado la creación urgente de una comisión política negociadora, «al más alto nivel», que trabajará en este desarrollo estatutario, en coordinación con otra comisión que se crearía en el seno del Parlamento Vasco. Añadió que se debe respetar lo que han decidido los vascos hasta ahora, pero advirtió de que no respeta «la legitimidad democrática quien exige al pueblo vasco que renuncie a las opciones de cambio y modificación» del actual marco, a través del desarrollo de la disposición adicional del Estatuto. «Es urgente que podamos hablar con serenidad de estos temas desde un talante abierto y democrático y desde la aceptación de que la sociedad vasca pueda ser consultada para decidir su propio futuro, ¿qué hay de malo en ello?», destacó.