El «comando Madrid» de ETA asesinó ayer en la capital de España al teniente coronel Pedro Antonio Blanco García, en un atentado que acaba con un año y siete meses sin víctimas mortales y que supone la materialización de la amenaza de la banda cuando el 28 de noviembre pasado rompió la tregua.
Un coche-bomba con unos 20 kilos de dinamita, que los terroristas explosionaron en torno a las ocho de la mañana en la calle de Pizarra, acabó con la vida del teniente coronel cuando éste se dirigía, vestido de paisano, al coche oficial que le iba a trasladar a su trabajo. La explosión destrozó el cuerpo de la víctima, que estaba totalmente quemado y con varias amputaciones.
En la acción, cometida en una zona de viviendas militares, cerca
de un colegio y una guardería, resultaron heridas leves dos niñas
de 13 y 17 años.
Como es habitual en este tipo de atentados, los terroristas habían
robado el vehículo que utilizaron como coche-bomba. Desde otro
vehículo, también robado en Madrid, los etarras accionaron el
explosivo y huyeron hasta la cercana calle de Paradinas, donde lo
explosionaron para no dejar huellas, sin causar ninguna víctima.
Según fuentes de la lucha antiterrorista, el coche-bomba contenía
unos 20 kilos de dinamita, que podrían corresponder al explosivo
que la banda robó en Plevin (Francia). Las mismas fuentes indicaron
que los autores de este atentado podrían ser los terroristas
encargados de recibir las dos furgonetas bomba, cargadas con 1.700
kilos de explosivo, que fueron interceptadas en las inmediaciones
de Calatayud (Zaragoza) el mes pasado y que ETA iba a utilizar para
cometer un doble atentado en Madrid de grandes dimensiones.
El atentado, según fuentes policiales, fue obra del «comando Madrid», que venía preparando la operación desde hace tiempo, ya que para esta acción es necesario recabar información, preparar el dispositivo, esconder los coches y vivir durante algún tiempo en la capital.
La onda expansiva afectó a cuatro bloques de viviendas situados en las inmediaciones, por lo que los inquilinos de más de treinta pisos tuvieron que ser desalojados, si bien se esperaba que el 80 por ciento de ellos pudiera dormir esta noche en sus casas.
Pedro Antonio Blanco García era un teniente coronel del Ejército de Tierra de 47 años, casado y con dos hijos de 16 y 11 años y cuyo asesinato eleva a 770 las víctimas de la banda terrorista. En concreto, trabajaba desde el 28 de junio de 1996 en la secretaría técnica de la dirección de Asuntos Económicos del Cuartel General del Ejército y pertenecía a la XXX Promoción del Cuerpo de Intendencia del Ejército de Tierra.