El líder de IU-EB destacó la ampliación de la mayoría que le apoya respecto hace cuatro años, y dijo que, aunque no ha sido «espectacular», supone «un paso adelante». «Es una mayoría de dirección que se está consolidando cada vez más, y espero que en estos cuatro años podamos hacer un trabajo positivo para el país, porque el País Vasco necesita una fuerza de izquierda que afronte los grandes retos del país sobre el empleo, la precariedad, la exclusión social y la falta de paz y de normalidad política», señaló.
Durante su intervención ante la Asamblea, que se celebró en la Universidad del País Vasco de Leioa, Madrazo defendió un proyecto de «integración», en el que «no sobra nadie». En ese sentido, tendió su mano al sector crítico para trabajar conjuntamente, pero advirtió que no admitirá maniobras de desgaste. «No se puede estar en el Gobierno y en la Oposición a la vez; si se quiere trabajar en esta organización, mano tendida; si se quiere seguir desgastando a esta organización, con acoso y derribo, no voy a ceder a ese chantaje por respeto a este proyecto», precisó.
En el debate sobre la permanencia o no de IU-EB en el Acuerdo de Lizarra, se presentaron en principio cinco propuestas, de las que tres optaron por abandonar y otras dos por continuar. Finalmente, los ponentes de dos se sumaron a las mayoritarias. La primera, planteada por los críticos, consideraba que Lizarra ha dejado de cumplir su función como instrumento de pacificación y normalización política y, por tanto, hay que irse en tanto este foro no exija con claridad a ETA la vuelta a la tregua.
No obstante, proponía un referéndum entre los afiliados para que adoptasen una decisión. El documento firmado por el parlamentario Koldo Usín, defensor de las tesis de Madrazo, recogía la decisión adoptada por la Presidencia de IU-EB, en el sentido de mantenerse, pero «congelando» su participación hasta que sus componentes exijan la recuperación de la tregua.