«Los 'revivals' no me gustan». Con esta frase Felipe González quiso poner punto y final a las quinielas que le sitúan como uno de los sustitutos de Josep Borrell en la carrera hacia La Moncloa. Similar comportamiento tuvo el presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, José Bono, quien también se autodescartó. El presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, constató que tras el descarte de González y Bono, la quiniela de la sucesión tiene «menos variantes».
Tras el acto electoral que los socialistas celebraron el domingo en Toledo, en el que el ex presidente del Gobierno exigió al secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, que pusiera orden, las distintas fuerzas políticas vieron un signo de la posible vuelta de González o constataron que el ex dirigente socialista en realidad nunca se había marchado.
Felipe González quiso cortar este debate. Al ser preguntado sobre si estaba a disposición de su partido para aspirar a La Moncloa, el ex presidente respondió: «No estoy en esto. Los 'revivals' no me gustan. Demos por terminados los 'revivals' ya sean gaullistas o fraguianos» "en alusión a los que protagonizaron Manuel Fraga o Charles de Gaulle", insistió.
Similar actitud fue adoptada por Bono, quien aseguró que no va a dejar de ser presidente de Castilla-La Mancha para ser candidato a la Presidencia del Gobierno. «Lo que soy políticamente hablando se lo debo a Castilla-La Mancha y perdería la cara si después de ser elegido el 13 de junio anuncio el día 20 que dejo a un subalterno para concurrir a las elecciones generales. Sería una desvergüenza».
Bono se negó asimismo a polemizar con Alfonso Guerra, quien aseguró que el origen de todos los problemas es que el último congreso del PSOE se cerró en «falso». «No coincido con su opinión, pero no polemizo». Igual tesis fue mantenida Manuel Chaves, otro de los 'barones' socialistas.