El pleno del Consejo de Seguridad Nacional ha aprobado una instrucción en la que actualiza el listado de municipios españoles de actuación prioritaria contra el radón, un gas radiactivo que se cuela desde el subsuelo en las empresas y los hogares, y que está considerado la primera causa de cáncer de pulmón en no fumadores y la segunda en fumadores, solo por detrás del tabaco.
Aunque Baleares no entra en la lista de actuación prioritaria, 23 de los municipios de las Islas forman parte del mapa de prevalencia de exposición al radón. Son las localidades más próximas a la Serra de Tramuntana y a la Serra de Llevant en Mallorca, concretamente: Alaró, Artà, Bunyola, Capdepera, Deià, Esporles, Felanitx, Fornalutx, Lloret, Lloseta, Manacor, Montuïri, Sant Joan, Sant Llorenç, Selva, Ses Salines, Sineu, Sóller, Son Servera y Valldemossa. En Ibiza aparece Sant Joan de Labritja y en Menorca Es Mitjor Gran y Ferreries.
Todos estos municipios están clasificados dentro de la llamada zona 1, la que tiene un menor riesgo de todas aquellas en las que se detecta el gas radiactivo, con concentraciones inferiores a los 300 bequerelios por segundo y metro cúbico al año. Si se supera ese umbral la directiva aconseja tomar medidas preventivas y correctivas.
Se consideran zonas de actuación prioritaria aquellas en las que más de un 10 % de los edificios presentan concentraciones de radón superiores a 300 Bq/m³, circunstancia que se da en el 17 % del territorio nacional, pero no en Baleares. La tabla de prevalencia de exposición al radón por Comunidades Autónomas sitúa a Galicia a la cabeza del porcentaje de población en riesgo con un (14,08 %), seguida de Canarias (8,12 %) y Extremadura (7,99 %).
En el año 2017 se atribuyeron a la exposición a radón residencial 1.533 defunciones de personas de 35 años o más en España. 1.197 eran varones y 336 mujeres. La cifra equivale al 6,9 % de todos los fallecimientos por cáncer de pulmón de ese mismo año en el país. La mayoría de las muertes se produjeron en Galicia, Extremadura y Canarias. En Baleares se atribuyeron al gas radón 6 de cada 100.000 muertes de personas con 35 años o más.
Antoni Borrás, profesor titular de Física de la UIB, es el investigador responsable del Laboratorio de Radiactividad Ambiental de Baleares. Explica que «aunque el estudio realizado hace años en Baleares detectó una actividad alta en una serie de municipios que quedaron incluidos en los listados dentro de la zona 1, la actividad que se da en esos municipios es más baja que la que se da en la Península».
¿Por qué es así? «Depende mucho de la composición geológica. El radón es un elemento químico que tiene algunos de sus isótopos radiactivos, con la particularidad de que es un gas. Al ser un gas, en un tipo de suelo poroso se puede escapar y adentrarse en las viviendas y en los centros de trabajo si no hay una buena ventilación», indica el experto.
La mayor concentración se da en rocas graníticas, de ahí que el mapa nacional de riesgos se refiera sobre todo a la zona noroeste de la Península. «Los municipios de Baleares que tienen más concentración de gas radón la tienen como consecuencia de su composición geológica», añade Borrás. «Al liberarse en el subsuelo puede entrar en las casas y se puede ir acumulando. Cuando se desintegra lo hace generando isótopos que emiten radiación de alta energía, se adhieren a motas de polvo y se fijan en nuestros pulmones cuando las inhalamos», detalla el investigador del Laboratorio de Radiactividad Ambiental de Baleares.
En este momento las zonas de actuación prioritaria en España vienen fijadas por una directiva europea del año 2013 que sitúa el nivel de referencia de seguridad en 300 Bq/m³. Es cierto que este nivel de referencia podría variar en el futuro, si así lo considera la Unión Europea, pero no se prevé a corto plazo. En el año 2022 España traspuso a la legislación nacional esta directiva e introdujo algunos cambios en el código técnico de edificación que son de obligado cumplimiento en los municipios de especial riesgo. Centran sus esfuerzos en sellar la filtración de gas radón y mejorar la ventilación.
«Los materiales de construcción también se tienen en cuenta, pero para el radón el mayor riesgo es la composición del subsuelo por una cuestión de permanencia. Hay un grupo de estudio en España que trabaja en certificar los materiales para saber su caracterización», indica el profesor.
Las mediciones que quedaron recogidas en el mapa nacional de riesgos de exposición al gas radón en España se realizaron hace unos quince años en Baleares. «La única manera real de conocer el riesgo es medir. No deja de ser un mapa de prioridades para focalizar los esfuerzos. Las mediciones requieren dejar un detector pasivo durante varios meses y a partir de las mismas se obtiene una estimación de riesgo. Se puede ver que los materiales más graníticos son más permeables que otros al radón», explica el experto.
Carles BronsonVaya paletada