Las fiestas ecuestres de Sant Joan de Ciutadella, el gran espectáculo de tradición, historia y Protocols —normas no escritas, transmitidas oralmente de padres a hijos durante generaciones— estallaron este lunes por la tarde con el Caragol des Born.
Tras el «primer toc», a las 14 horas en el Palau Salort, antigua casa Martorell que forma parte de la arquitectura urbana de Ciutadella, la entrada del caixer senyor, Carlos de Salort Pons, en la plaza de Es Born marcó el esperado inicio de la fiesta santjoanera de este año.
La anual celebración se desarrolla este año sin solución de continuidad, al haber empezado este domingo con el Diumenge des Be, continuó este lunes con el Dissabte de Sant Joan; sigue este martes con el Dia de Sant Joan y no concluirá hasta este miércoles, bien entrada la madrugada, con el Dia de Sant Joanet.
Medidas contra la masificación
Las fiestas de Sant Joan de Ciutadella se hallan en una encrucijada, con un gran debate sobre las medidas a aplicar para reducir y evitar la masificación que obstaculiza o retrasa actos como el Caragol des Born, los caragols de Ses Voltes y Santa Clara, y los Jocs i ses corregudes des Pla.
Los escenarios donde se desarrollan estos momentos culminantes han sido los mismos durante siglos, pero, en cambio, ha aumentado la afluencia de visitantes. El Plan de Seguridad de Sant Joan —redactado por el Govern y el Ayuntamiento de Ciutadella— determina los aforos y la capacidad de entrada de estos espacios.
Una vez se supera, son cerrados y no se permite la entrada de más personas, lo que ocasiona la queja y malestar de los ciutadellencs, que reivindican su primer derecho para participar en las fiestas santjoaneres. Entre las medidas a adoptar se apunta el cobro de una tasa, con efecto disuasorio, a quienes vayan a Menorca para cubrir los gastos de organización, seguridad y limpieza. Otra opción consiste en la distribución de pulseras, como ya se viene haciendo en la batalla de moros i cristians de Sòller.
Medidas contra la masificación
Sant Joan de Ciutadella es una grandiosa fiesta espectáculo protagonizada por la belleza salvaje de 170 jinetes —los caixers i cavallers— que participan con 253 caballos de raza menorquina. Este año se ha registrado la inscripción de los cavallers en cada una de las tres tandas —Dissabte de Sant Joan, mañana del Dia de Sant Joan y tarde de esta jornada— y se ha fijado la edad mínima de catorce años para poder acudir a la qualcada de Ciutadella.
Condes de Torre Saura
Miles de personas se han desplazado a Menorca —el cálculo oscila en torno a las 30.000 personas— para vivir esta fiesta ancestral, cuyos usos y costumbres es preciso conocer para disfrutar.
El punto neurálgico de la celebración, en el centro histórico de Ciutadella, es la casa solariega de la familia de Salort, antes Can Martorell. Acoge los actos protocolarios al ser la residencia del caixer senyor de este bienio, Carlos de Salort Pons, hijo de los condes de Torre Saura, Carlos de Salort Sintes, que fue el caixer senyor del bienio 1980-1981, y Mónica Pons Morales.
Tienen derecho a participar en la fiesta como cavallers los payeses. Deben trabajar en actividades agrícola-ganaderas. Son los l’amos, fills de l'amos i missatges, o sea, aparceros, sus hijos y jornaleros.
En el Caragol des Born latió tarde, al ritmo atávico de es tambor i es fabiol, el corazón de Ciutadella, y se condensaron siglos de historia cuando, como una saeta voladora, entró a galope Carlos de Salort Pons hasta alcanzar la banda de música que atacó el sincopado jaleo, la jota aragonesa de «El postillón de La Rioja».
Ciutadella continuó la fiesta con la plegaria en la ermita rural de Sant Joan de Missa, la magia nocturna de los caragols de Ses Voltes y Santa Clara, y la protocolaria beguda en Can Salort para los jinetes e invitados.
Jose Manuelno somos extranjeros, somos de las islas señor