Los residuos marinos no solo son un incordio para los bañistas sino que tienen graves consecuencias sobre los ecosistemas marinos. Afectan negativamente a las especies que los habitan y algunas de ellas acaban en nuestra mesa. Los plásticos están considerados una de las mayores amenazas para la biodiversidad y hace tiempo que se ha demostrado que llegan a los humanos a través de la cadena alimentaria.
Un estudio publicado en Nature Medicine el pasado mes de febrero confirma lo que hasta ahora solo era una sospecha. El polietileno ya está presente en el cerebro humano y se han hallado niveles «significativamente más altos» en personas con demencia. La investigación de Matthew Campen, profesor de ciencias farmacéuticas de la Universidad de Nuevo México, pone en el foco la necesidad de tomar medidas para reducir la presencia de microplásticos en el mundo.
Consciente de la problemática el Govern balear impulsó ya en 2004 un plan pionero en el Mediterráneo de limpieza del litoral, germen del Centre de Coordinació de Neteja del Litoral (CNL). Su intención no solo era retirar los residuos de las aguas de Baleares, sino disponer además de un registro histórico que ayude a arrojar algo de luz sobre el origen y distribución de los plásticos que llegan a la costa y sus efectos sobre la biodiversidad.
Este 2025 aquél plan pionero cumplirá 20 años, porque en 2020 el servicio no operó por problemas de licitación. Hoy casi nadie pone en duda que los plásticos y microplásticos son a una amenaza para la biodiversidad en todo el Mediterráneo, un mar que pierde calidad a gran velocidad. Los científicos estiman que el agua tarda en renovarse completamente entre 90 y 150 años. De ahí la necesidad de impulsar la recolección de basura, pero sobre todo de adoptar medidas de prevención para evitar los vertidos.
¿Qué ha ocurrido en los últimos 20 años con los residuos flotantes de Baleares? ¿Se han reducido o han ido a más? Aunque las gráficas que miden su evolución registran un descenso del volumen de basura marina que se recoge en aguas de Baleares, lo técnicos tienen claro que esta caída en los datos guarda una relación directa con la disminución del número de embarcaciones que participan del programa, especialmente de la flota de litoral que es la que tiene una mayor capacidad de carga.
Entre 2005 y 2010, había 40 embarcaciones dedicadas a la recogida de residuos en el litoral balear registrando un volumen medio anual de entre 173 y 423 toneladas de basura, de los que más de la mitad eran plásticos. Posteriormente la flota se redujo hasta quedar solo 22 embarcaciones de playa (ninguna de litoral) que patrullaban cuatro meses al año, entre mayo y julio. El volumen de residuos cayó en picado. Desde entonces hasta ahora la flota se ha ido reforzando, pero sigue siendo muy inferior a la original.
No solo hay menos embarcaciones, sino que el Govern ha tenido dificultades para contratar patrones que las manejen. En la campaña de 2024 retiraron 27,90 toneladas de residuos de las costas de Baleares, 12,7 en Mallorca; 8,2 en Menorca; 5,5 en Ibiza y 1,3 en Formentera. Las cifras están muy alejadas de las 127,6 toneladas que se recolectaban de media al año en los inicios del programa.
El verano pasado el operativo duró cinco meses (de mayo a septiembre). Operaron 14 embarcaciones de playa y 7 de litoral. Esta cifra apenas llega a la mitad de la que había en 2005. Por primera vez desde que se inició el plan de limpieza los residuos de madera superaron a los de plástico con un 42,05 % y un 41,06 % respectivamente.
En Mallorca, Felanitx, Palma, Manacor, Alcúdia y Santanyí fueron los municipios que concentraron más basura flotante. Salió de la lista Pollença, que lideró el ránking en 2023 con 2,3 toneladas.
Los científicos estiman que el 80 % de la basura marina tiene un origen terrestre, mientras que el 20 % procede de actividades relacionadas con el mar como la pesca, la acuicultura, el transporte de mercancías y el tráfico marítimo, entre otros.
Se sabe además que las corrientes, la hidrografía y el clima, pueden trasportar las basuras, especialmente los plásticos, a zonas muy alejadas de su fuente de origen. En Baleares se han identificado áreas especialmente propensas a la acumulación de residuos y otras que parecen esquivarlos.
La memoria del Servicio de Limpieza de Litoral advirtió ya en 2016 de una «distribución heterogénea» en Baleares con mayores concentraciones en el mes de agosto». Se observa además una relación directa entre las cifras de recolección de basura y las condiciones del mar, ya que el buen tiempo de vientos térmicos (embat) facilita que la flota pueda salir a trabajar durante más horas.
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