Lo 'vintage' está de moda. Vuelve lo 'retro' y con ello se rescatan de los armarios ropa, juguetes, utensilios de todo tipo, e incluso aparatos electrónicos que pueden tener una segunda vida. Los vinilos, los LP's de toda la vida, ocupan de nuevo espacio en las estanterías de las cada vez menos tiendas de música especializadas, de la misma manera que el cedé (o CD para ser más claros). Más exótico resulta ver casetes, aquellos que poblaban las gasolineras y acompañaron a varias generaciones en los largos desplazamientos en coche.
La reparación de aparatos electrónicos del pasado siglo como tocadiscos, pletinas de casete, reproductores de cedé, mesas de mezclas e incluso gramófonos y alguna Jukebok, es la labor casi artesanal de Diego Marqués, que desde su pequeño taller en la barriada de Son Oliva recupera sonidos del pasado y permite dar una segunda vida a estos objetos que forman parte de nuestras vidas. Incluso ha sido requerido para alquilarlo como atrezo en la grabación de series o programas de televisión.
Tras un cuarto de siglo trabajando en el servicio técnico de Panasonic, pero también tratando con firmas emblemáticas como Pioneer, JBL o Toshiba, al jubilarse su jefe decidió abrir Hi-Fi Reparación, su negocio de reparación de electrónica, en el que además de equipos musicales repara DVD's y hasta videocámaras domésticas o profesionales en los formatos Betacam o Handycam, que sirven para «recuperar viejas grabaciones familiares, recuerdos que quedaron ahí dentro y muchos no sabían cómo sacar».
Aranceles y subida de costes
Pese al incremento de los precios en los materiales, motivado también en parte por los famosos aranceles impuestos por Estados Unidos, y la dificultad en ocasiones para encontrar piezas puntuales, «la gente no tiene reparos. Suelen ser objetos con un valor sentimental e incluso muchas veces hasta se añade uno decorativo», señala Marqués, que desde hace 13 años trabaja como autónomo. «Y no paramos, porque la gente tiene ganas de recuperar esos equipos que han sido parte de su niñez. Incluso porque de pequeños, sus padres no les dejaban usarlos», asegura como anécdota.
Asegura que «volvió el vinilo y con él los casetes, las grabadoras, las dobles pletinas», siendo lo que más le traen para reparar «cadenas de música, tocadiscos, amplificadores... pero muchos reproductores de casetes, porque hay muchas grabaciones personales o música de aquella que grabábamos de la radio, además de muchas cintas por casa de los 80 o los 90 que ahora se quieren recuperar y escuchar. Esa música tiene su público», añade Marqués.
La clientela que le visita es de un perfil de «mediana edad», pero también «gente joven que recupera equipos de música de sus padres o abuelos e incluso les da una función decorativa, además de la que les toca». También muchos extranjeros, especialmente alemanes o británicos, algunos de ellos sin reparar en gastos, e incluso me llegan encargos desde otros lugares de España, que son delicados por el envío, que debe ser muy seguro. Lo que no para de sonar es el teléfono de su establecimiento. Gente que pregunta la dirección exacta, el horario... incluso clientes que entran y salen para recoger los aparatos que han dejado en sus manos. «Por las tardes me encierro aquí a trabajar, porque por la mañana es complicado porque tienes que atender al público y no te puedes concentrar. Es cuando realmente avanzo trabajo», dice el técnico.
Plazos de entrega
El volumen de trabajo es elevado, bastante respecto a tiempo atrás, llegando a unos plazos de entrega que rondan los 25 días para poder reparar los aparatos, siendo «complicado encontrar piezas perdidas, algunas incluso en Alemania, Reino Unido y Estados Unidos incluso, con la dificultad que supone, y más ahora con los famosos aranceles...», explica Diego, quien para según qué casos posee dos impresoras 3D con las que crear esos componentes si resulta imprescindible, llegando incluso a negociar directamente para comprarla con gente de otros países.
El encarecimiento de los costes, especialmente de esas piezas, eleva el precio final del servicio, al que hay que sumar la mano de obra. «Los precios se han doblado o triplicado,. Por ejemplo, una aguja de tocadiscos ha pasado de 20 euros a más de 30 y 35 en apenas dos años», refiere Diego Marqués, responsable de Hi-Fi Reparación, a quien la afición por la electrónica le vino de pequeño «porque en cada me gustaba desmontar todos los aparatos», aunque ve complicado que las nuevas generaciones quieran continuar con esta actividad.
Marcas históricas como Telefunken, Basf o Grundig forman parte del escaparate y los estantes, donde se amontonan los aparatos pendientes de recogida y objetos tan llamativos como casetes vírgenes o mandos a distancia. Porque gracias a las manos, la pericia y el cariño que Diego Marqués ponen en cada uno de los encargos, esos aparatos pueden volver a sonar y recuperar del olvido viejas grabaciones o canciones.
Eduardo VascoEntiendo que le pidáis consejo a Diego es el que más sabe del tema.