«Construir la casa de tus sueños es más fácil de lo que te imaginas». Era el lema de Modular Haus, la empresa constructora que se ha convertido en una pesadilla para decenas de afectados que se han quedado sin casa y sin dinero y que acusan de estafa al administrador de la sociedad, investigado por un juzgado de Inca.
La empresa suma por el momento dos condenas firmes en jurisdicción civil por incumplir contratos de obras. También dos procedimientos penales que fueron archivados en Palma por casos individuales. Sin embargo, los denunciantes intentan concentrarse en la causa de Inca. Ponen de manifiesto la existencia de una actuación similar en todos los casos hasta quedarse «sin la casa ni el dinero».
Cinco de los afectados relatan una experiencia idéntica: el empresario primero se mostraba encantador. Vendía un método de construcción único en la Isla a base de piezas de hormigón, lo que le permitía manejar precios muy competitivos y plazos rápidos. Sin embargo, una vez empezada la obra y cobrada buena parte del presupuesto comienzan a aparecer contratiempos peregrinos. Desembocan en pedir más fondos y en tensar la cuerda hasta que el contratista abandona la obra, dejándola a medias y sin haber invertido todo el dinero cobrado. Catalina Salvà, una de las afectada tiene una pericial que cifra en 120.000 euros la cantidad cobrada que no está en la obra. En otros casos, la cuantía reclamada ronda los 300.000.
«Es un tío superencantador, joven, llega con un buen coche y te lo explica todo. Esta casa, son 290.000, pero me lo tienes que pagar todo a mí». Llave en mano, explica Rafel Ramis, el impulsor de la querella. Sin embargo solo le hizo los cimientos. A los pocos meses comenzaron las pegas, una máquina estropeada, un error con los planos y reclamación de más dinero. De repente, en julio de 2022 deja de ir nadie a la obra. Tras una conversación en septiembre y un pago más, el constructor vuelve. Pero solo es un día. Reclama más dinero y luego se marcha. «Me encontré uno de sus camiones en la finca. Se lo llevó todo. Mi material incluido. Me encuentro sin dinero y no tengo casa».
Marina cuenta también una sucesión de excusas. «Me decía, 'es que no me pagan', y te lo crees». Ninguno de los afectados, eso sí, vio nunca una casa finalizada. Les llevaba a ver obras avanzadas como promoción del proyecto.
Mientras, en las redes sociales, el administrador de la constructora aparece de forma habitual en coches de lujo. Ferraris o Jaguars deportivos. Los afectados sospechan que ese es el destino de su dinero. La empresa ha cambiado en varias ocasiones de denominación. La defensa del imputado limita lo ocurrido a posibles incumplimientos del contrato a dirimir en una vía que no es la penal.