carme alomar

«El decrecimiento no es negativo y ya es real que más turismo no supone más bienestar»

Tras años agrupados en una simple asociación, los ambientólogos de Baleares han presentado recientemente su colegio oficial a la sociedad

Entrevista a Carme Alomar

Alomar, fotografiada en Palma durante la entrevista. | T.Ayuga

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Carme Alomar (Port de Pollença, 1986) es la presidenta del Col·legi Oficial d’Ambientòlegs de les Illes Balears, presentado recientemente.

El colegio oficial llega después de muchos años de que el colectivo estuviera agrupado en una simple asociación.
—Sí, la asociación se constituyó en 2007 y al año siguiente ya se iniciaron los esfuerzos para crear un colegio profesional. En 2021 fue elegida presidenta de la asociación. Durante un año y medio, dimos el último empujón con la aprobación de los estatutos del colegio. Realmente, el colegio fue constituido en mayo de 2023, pero no ha sido hasta hace unos días que nos hemos presentado ante la sociedad.

Un colegio de profesionales que no tiene grado universitario en Baleares.
—No, todos los graduados hemos estudiado fuera. Esta circunstancia ha impedido que hubiera un caliu entre los profesionales de las Islas.

¿Cuáles son los objetivos del colegio?
—Defender la profesión, la creación de puestos de trabajo relacionados con nuestra formación, y la colaboración y el asesoramiento a las administraciones públicas y a las empresa privadas. Estamos en 2025, con una creciente preocupación en la sociedad por este ámbito, y hay administraciones que no tienen un técnico medioambiental.

Diría que todos los ayuntamientos tienen un concejal de Medio Ambiente, pero muchos de ellos, sobre todo los más pequeños, no disponen de personal técnico.
—Es muy importante contar con personal técnico para tomar las medidas adecuadas, sobre todo si tienen que ser permanentes. Hay que tener en cuenta que la gestión mediaombiental lo toca todo, también cuestiones económicas y jurídicas. Y ayuntamientos grandes, como el de Palma, tienen técnicos medioambientales, pero no suficientes. Hay muchas cuestiones por gestionar: el agua, la energía, los residuos, la captación de fondos, los espacios naturales, las reservas marinas, la calidad del aire y, como escenario de todo ello, el cambio climático.

Las empresas privadas se están animando a tener departamentos medioambientales.
—Sí, apuestan por tener departamentos de sostenibilidad. En las empresas hoteleras es un fenómeno creciente, aunque sea por una cuestión económica. Si ahorras consumo energético y de agua, el resultado es un beneficio económico.

La educación ambiental también es importante, ¿no?
—Por supuesto. Con fake news y unas redes sociales que no te garantizan la mejor información, es importante la educación medioambiental entre los más jóvenes, pero iría más allá. Crearía puntos físicos de información medioambiental para la población en general, tanto residentes como visitantes. Allí se podría informar de qué puede hacer cada uno, sea residente o turista, por mejorar el medio ambiente.

¿Cuáles serían los principales problemas ambientales de Baleares?
—El uso excesivo de los recursos naturales, la degradación general del medio ambiente, la deficiente gestión del agua o la alta densidad de vehículos privados sin una mejora suficiente del transporte público. Todo ello está relacionado y se reduce a que nuestros recursos son limitados. Sólo en gestión del agua, tenemos unas grandes pérdidas en las redes y cada vez extraemos más mientras crece el suelo urbanizado, es decir, que no filtra las precipitaciones, que, a su vez, son cada vez más irregulares. También habría que revisar algunos usos. Me resulta absurdo que se permita construir piscinas situadas a 50 metros del mar.

¿Algunas medidas?
—Limitar todo lo que genere gases de efecto invernadero, la entrada de vehículos y la presión de embarcaciones. Debemos recuperar el uso recreativo tradicional del mar, que la gente pueda nadar, navegar a vela o ir en piragua, todo lo que suponga disfrutar realmente de la naturaleza. Deberíamos desterrar los usos que suponen una contaminación ambiental, acústica y visual en el mar, como también lo son las carreras de motos en Tramuntana. También limitar los accesos de motos y quads a los espacios naturales. Las motos son un medio de transporte y las carreteras, una vía de comunicación, pero hay gente que consideran que todo debe estar al servicio de su ocio y diversión. Y otra realidad son los microplásticos. Trabajo en el Oceanogràfic y todas las muestras que tomamos de la superficie del mar contienen microplásticos. Son realmente omnipresentes.

¿Qué le parece el Pacte per la Sostenibilitat promovido por el Govern?
—Tiene que definir objetivos con medidas concretas e indicadores de seguimiento. A partir de ahí, los ambientólogos podremos valorarlo. Si son medidas realmente sostenibles, deben tener continuidad y contar con la participación ciudadana. Los ambientólogos podemos encajar esas medidas e indicadores, pero hay que actuar ya, teniendo en cuenta que la sostenibilidad no es como reformar una casa para que vengan más turistas. El decrecimiento no es negativo. Está siendo real que más turismo supone menos bienestar y menos calidad de vida. Y es importante diversificar la economía. Baleares es un buen ecosistema para diversificarla.

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