Cincuenta organizaciones de Baleares, Cataluña y la Comunitat Valenciana han unido sus fuerzas en una nueva iniciativa llamada Revoltes de la Terra con el objetivo de enfrentar los crecientes desafíos ecológicos y sociales. Este movimiento, que fue presentado formalmente el pasado 25 de enero en el centro social La Llavor en el Prat de Llobregat (Barcelona), busca responder a lo que sus impulsores consideran un agravamiento de la situación ecosocial debido al impacto del capitalismo extractivo.
Durante el evento de presentación, al que asistieron más de un centenar personas, uno de los portavoces enfatizó que «la situación ecosocial se ha agravado y el expolio capitalista es implacable», subrayando que «si el sistema es totalizante, también lo debe ser la respuesta». Este nuevo colectivo pretende actuar como una «dinámica de luchas» que aglutine fuerzas siguiendo la estela de movimientos climáticos como Rebelión o Extinción, el movimiento mundial famoso por sus acciones de lucha por la justicia climática a través de la desobediencia civil.
Alianza en auge
Revoltes de la Terra surge como el resultado de más de dos años de consultas entre diversos grupos ecologistas y en defensa del territorio. Su objetivo no solo es movilizar, sino también formar un lugar de encuentro para la reflexión y la acción conjunta. Esta alianza pretende organizar reuniones por todo el territorio de los llamados Països Catalans en cooperación con organismos locales y hacer frente a proyectos considerados 'ecocidas'.
Los organizadores señalan que este proceso de reflexión localizada permitirá «ejemplificar y denunciar los problemas que también existen a nivel global». En esta línea, Revoltes de la Terra aspira a conectar con movimientos internacionales que tienen objetivos similares, uniendo fuerzas para presionar por cambios sustanciales en las políticas ambientales.
La iniciativa Revoltes de la Terra marca un paso significativo hacia la cooperación interregional entre Baleares, Cataluña y la Comunitat Valenciana. Esta unión responde a la urgencia de enfrentar problemas comunes en los respectivos territorios, que ya han sufrido los efectos de un turismo descontrolado y un desarrollo interior poco sostenible.
Los mallorquines de Menys turisme més vida contribuyen con su experiencia en movilización social en áreas turísticas, y figuran como uno de los motores principales de esta colaboración. El panorama actual requiere una estrategia más elaborada para contrarrestar los proyectos que afectan negativamente al medio ambiente y las comunidades locales, como se visualizó recientemente en el contencioso inmobiliario y habitacional de la Casa Orsola. Se trata pues de sinergias que refuerzan el trabajo colaborativo, buscando organizar acciones efectivas y llamar la atención sobre problemáticas tan generales como específicas de cada región involucrada.