Alquilar una vivienda en Baleares es cada vez más complicado, ya que la oferta de inmuebles se ha reducido un 32,87 % desde el año 2021. Así lo pone de manifiesto el Barómetro del Alquiler elaborado por el Observatorio del Alquiler de la Fundación Alquiler Seguro y la Universidad Rey que se ha publicado esta semana.
De media, en 2024 ha habido en el mercado del alquiler 32.843 pisos o casas disponibles, frente a los 48.921 de hace tres años. Sergio Cardona, analista del Observatorio del Alquiler, matiza que en 2021 había más inmuebles disponibles porque las restricciones de movilidad derivadas de la pandemia de la COVID-19 motivaron que muchos pisos turísticos saliesen como alquiler de larga estancia. Sin embargo, destaca que desde esa fecha la cifra va a la baja.
Preguntado por si seguirá esta tendencia, responde que la previsión con la que trabajan es que se mantenga en términos similares; no se esperan descensos significativos, como las de otros años, pero tampoco una recuperación. Respecto al programa de Alquiler Seguro que ha puesto en marcha el Govern para incentivar que los propietarios saquen sus inmuebles al mercado, comparte que los gobiernos deben favorecer esto, pero considera que una única medida no es suficiente para resolver este grave problema. Por eso, añade que otra herramienta muy eficaz es la construcción de pisos o casas. «La ordenación del territorio es clave», asegura.
De las presiones más elevadas de España para alquiler
El Observatorio del Alquiler refleja que la presión de la demanda para alquilar en Baleares es de las más elevadas de toda España. De media, 111 personas se interesan por un inmueble en alquiler durante los 10 primeros días que está en el mercado; nunca había sido tan alta. Sólo en Cataluña, donde llega al 326 %; y en el País Vasco, al 1119 %, son más elevadas.
Cardona explica que la presión para arrendar en Baleares es tan elevada por varios motivos, ya que puntualiza que la oferta no es inferior a la de otras regiones. Son embargo, resalta que la demanda es muy elevada. Por una parte está el crecimiento de la población. El dinamismo de la economía balear y su buen clima atraen a numerosos extranjeros, que quieren residir en las Islas y necesitan viviendas. Además, el hecho de que haya menos oferta que demanda provoca una disminución de la rotación en los alquilers. «Los que tienen un piso alquilado no quieren cambiar porque saben que, probablemente, lo que encuentren será más caro», argumenta.
Además, destaca que la ley de Vivienda está motivando que muchos propietarios no quieren poner sus inmuebles en el meracado del alquiler. «Esta normativa está provocando dudas o incertidumbres». Por ejemplo, muchos propietarios tienen temor a la inquiokupación. Se trata de inquilinos que pagan unos meses, pero dejan de hacerlo y se declaran vulnerables, si cumplen los requisitos de la citada normativa, por lo que los propietaios no pueden echarlos. Aunque en Baleares no se ha limitado el precio del alquiler, como propone el Gobierno, esta medida suscita bastante interés entre los arrendatarios; así como el hecho de que en 2025 la renta de las viviendas de alquiler se revisarán con un nuevo índice que aún no se ha publicado.