La sede institucional de la Autoritat Portuària de Balears (APB) acogió este miércoles la jornada La reordenación del puerto de Palma, organizada por El Económico. La bienvenida al acto correspondió a Paula Serra, editora de El Económico, quien repasó la historia del puerto de Palma desde que «los romanos lo habilitaran, en la actual zona de Portopí, como refugio, varadero de reparación y punto de aprovisionamiento y exportación. No fue hasta 1270 que se construyó un muelle frente a la ciudad». Con una mirada al pasado para tener una visión clara del futuro de la ciudad, Serra recordó que «desde entonces, el puerto de Palma ha sido un enclave geoestratégico y testigo de nuestra historia, lo que nos ha permitido tener una mentalidad abierta y adaptada al mundo, amar el mar y ser emprendedores y comerciantes, moldeando nuestro carácter».
La apertura de la jornada corrió a cargo del alcalde de Palma, Jaime Martínez, quien destacó que «la reordenación del puerto es un proyecto de consenso y una oportunidad para la ciudad. Palma tiene los objetivos de dejar de dar la espalda al mar y a la montaña. El primero se conseguirá con la remodelación del puerto y el segundo está en marcha con la adquisición de la finca de Son Quint, que permitirá abrir la ciudad a la Serra».
Martínez también se refirió a «la futura creación de un gran espacio público entre las Avingudes y el Palau de Congressos, incluyendo el edificio de GESA, y a la actual gran reforma del Passeig Marítim como zona turística madura. El proyecto del nuevo puerto relanzará sus posibilidades, adaptándose al contexto socioeconómico y de innovación tecnológica en la mejor bahía del Mediterráneo».
Álvaro Rodríguez, presidente de Puertos del Estado, pronunció la primera ponencia: El Marco Estratégico de Puertos del Estado como instrumento. Rodríguez subrayó que la entidad «mantiene un consenso territorial permanente, a diferencia de Adif o AENA. El Marco Estratégico presenta tres dimensiones: económica, ambiental y social, que presenta líneas como la del puerto comprometido con su ciudad».
Rodríguez aseguró que el puerto cumple una función integradora e irradiadora de beneficios, con «prestación de servicios a cargo de un ecosistema amplísimo de empresas, además de la presencia de las fuerzas de seguridad del Estado, Aduanas o Salvamento Marítimo. En los puertos, el sector público es coemprendedor junto con las empresas y las autoridades portuarias vuelven a ejercer un liderazgo en la alianza público-privada».
En cuanto a la dimensión ambiental, Rodríguez señaló que «los puertos tienen que ser proactivos y cómplices en la lucha contra el cambio climático. La medición de parámetros hace que llevemos 30 años comprobando lo que es el cambio climático. Y tienen que participar en los procesos de descarbonización, con recargas eléctricas de origen renovable y potencia suficiente, el uso de nuevos combustibles limpios y reducir al máximo las emisiones hasta llegar a 2050 con un saldo neutro».
Finalmente, en la dimensión social, Rodríguez indicó que «el puerto es de todos, por y para las personas. Las autoridades portuarias tienen que ser también proactivas en la integración entre el puerto y la ciudad. Y los cruceros tienen que ser encajados en un marco de sostenibilidad y convivencia. Los puertos son puertas abiertas al mundo, pero defendiendo lo local y la calidad de vida del residente, impulsando valores sociales como la cultura, el deporte o el turismo sostenible».
Tras la participación del presidente de Puertos del Estado, fue el turno de Javier Sanz, presidente de la APB, quien aseguró que «ya estamos trabajando en la reordenación de usos después de que hace cuatro semanas se aprobara por unanimidad el proyecto». Y desgranó las misiones de la APB: el abastecimiento de mercancías, la conectividad marítima y facilitar la actividad socioeconómica.
La importancia del puerto de Palma quedó reflejada en las cifras que desgranó Sanz: «El año pasado se contabilizaron 10,3 millones de toneladas de mercancías, 3,2 millones de pasajeros y 3.792 buques, de los cuales 490 eran cruceros».
La primera fase de la renovación del puerto de Palma corre de la mano de las inversiones en el Club de Mar y el Passeig Marítim, que «acabará en Semana Santa de 2025». Ahora llega una nueva fase con la reordenación de los usos del puerto.
La primera mesa redonda, cuyo título era Eficiencia, sostenibilidad y conectividad al servicio de las cadenas logísticas marítimo-terrestres, puso de relieve la importancia de las navieras marítimas en una comunidad insular como Balears. Adolfo Utor, presidente de Grupo Baleària, insistió en la importancia de los puertos de Balears, «lo son todo. Son nuestros trenes y autovías». De ahí que reclamara poder hacer inversiones privadas en la estación marítima de Palma: «En 30 años hemos inaugurado 14 barcos pero mientras tanto sigue el mismo finger de la estación». Advirtió que las conexiones marítimas «son prioritarias» y que las obras «son autofinanciadas, cosa que no ocurre en las infraestructuras de la Península. Es urgente que hagamos algo en la Isla».
Por su parte, Miguel Pardo, director de Relaciones Institucionales de Grimaldi en España, celebró el nuevo proyecto de reordenación de usos del puerto y advirtió que los barcos también son infraestructuras. Un espacio propio en el puerto te permite invertir a largo plazo. Tenemos muchas ganas de mejorar la experiencia de pasajeros y ciudad». Matteo Catani, CEO de GNV-Grandi Navi Veloci, aseguró que «nos gusta esta versión del puerto. Queremos desarrollar una red que pueda crear valor local. El ferri es una estructura muy importante».
La segunda mesa redonda de la jornada versó sobre La industria náutica, posibilidades de navegar hacia nuevos horizontes. Contó con la participación de Pedro Suasi, gerente de Balearic Marine Cluster; José María Campuzano, CEO de STP, y Diego Colón de Carvajal, CEO de Astilleros Mallorca, que coincidieron en señalar que la reordenación del puerto de Palma cuenta con su aprobación.
Suasi explicó que la industria náutica cuenta con 879 empresas en Baleares y cifró en 1.100 millones de euros su facturación en 2023, al tiempo que apuntaba que contaban con 5.145 trabajadores. Destacó que Palma acapara el 45,3 por ciento de las empresas náuticas de las Islas. Suasi indicó que la empresa media del sector náutico factura 1,48 millones y cuenta con 7,2 trabajadores.
Campuzano recordó que la actividad reparadora se ha disparado desde 2008 y que es una industria con un gran potencia siempre y cuando se incremente el espacio disponible para las empresas y la capacidad de izada. Explicó que el 97 % de las empresas náuticas son españolas, pero que el 86 % de los barcos que se reparan son extranjeros.
Colón de Carvajal, por su parte, incidió en la necesidad de mejorar la productividad y la competitividad y recordó que en los últimos 20 años Balears ha crecido, pero se ha empobrecido. Se mostró partidario de la reordenación de usos proyectada y explicó que es imprescindible no perder más cuota de mercado por no poder atender a ciertas embarcaciones por su tamaño.
Antonio Ginard, director de la APB, cerró la jornada con un balance de los temas que se habían puesto sobre la mesa. «Estoy contento y esperanzado porque consenso es la palabra que más se ha utilizado», dijo. La participación de 65 entidades en los debates sobre el futuro del puerto de Palma definirán la reordenación de sus usos. «Este puerto no es solo un espacio para la actividad económica, sino por y para las personas», concluyó.