La sesión estrella del juicio contra el exconseller Carlos Delgado por el supuesto amaño del puerto de Calanova fue menos explosiva de lo esperado. Las dos exparejas del político y de su socio, el abogado Carlos Gelabert dieron versiones contradictorias sobre la relación entre ambos. Mientras una dice que ambos eran amigos en el momento en el que se privatizó el puerto, en 2013, la otra que no tanto, apartándose un tanto de lo que había dicho en la instrucción. El punto común es que ambos acusados empleaban los teléfonos de sus cónyuges por seguridad para llevar a cabo determinadas llamadas telefónicas.
La antigua pareja de Carlos Delgado declaró desde Los Ángeles por videoconferencia. Limitó el vínculo entre su exmarido y Gelabert en un interrogatorio plagado de «no recuerdo». En contra de las acusaciones jugó una circunstancia procesal: la testigo no fue advertida durante la instrucción de que no tenía obligación de declarar contra Delgado por su anterior vínculo matrimonial. De esta manera, no pudieron servirse de lo que había dicho entonces. Narró, no obstante que su marido le pedía en ocasiones el teléfono móvil para hablar con el secretario general de la Conselleria y también acusado, Joaquín Legaza. «No se por qué, por temas políticos delicados». La sospecha de las acusaciones es que Delgado, en aquel momento investigado en el ‘caso Radio Calvià’, adoptaba precauciones frente a un posible pinchazo telefónico a la hora de hablar del concurso de Calanova.
La testigo fue preguntada por si fue presionada durante la instrucción en dos líneas diferentes. En primer lugar, señaló que recibió llamadas anónimas y amenazas que atribuyó a su «entorno cercano», en alusión a su exmarido. En la otra dirección apuntó a que un guardia civil le visitó en el trabajo y le dijo que su declaración había sido «muy tímida». También le habría dicho que Delgado tuvo una relación extramatrimonial durante su matrimonio con ella. «Me chocó, no sabía a qué venía aquello».
La otra expareja que declaró, si elevó la relación entre ambos acusados. «Eran amigos». También refirió conversaciones entre ambos a través de los teléfonos de sus parejas para no ser escuchados. «Gelabert me dijo que a Delgado se lo tenían pinchado». Otra situación telefónica: a la testigo le llamó la exmujer de Delgado por indicación de este y con él mismo delante para intentar acreditar que mentía. No se retracta. «Cuando colgué sospeché que me habían grabado». Fue así. La testigo rechazó denunciar ese episodio.
En la sesión también declaró la medallista olímpica Theresa Zabell. Su nombre acompañó el proyecto de Port Olimpic Calanova durante el concurso y daba empaque a la candidatura. Sin embargo, sostiene que se usó sin su conocimiento ni su permiso. La regatista señaló que, tras una primera reunión con los acusados decidió implicarse con el proyecto. «Vinieron a buscarme». Dijo que se sumó para intentar recuperar el pasado esplendor deportivo de Calanova que, «era una referente». Sin embargo, enseguida decidió apartarse. «Llegamos a la conclusión de que para ellos era más importante la venta de amarres que lo deportivo». Pese a su intención, su nombre siguió vinculado al proyecto. Su entonces marido, que fue el contacto de los empresarios acusados, ratifica esa versión. «Utilizaron el proyecto sin nosotros saberlo ni autorizarlo. Cuando supimos que lo que prevalecía era la especulación, nos salimos», declaró.
Generico
«Me destrozaron la vida»
El denunciante del caso, el empresario ‘Fofo’ Robledo relató que el conficto surgió cuando su restaurante fue desahuciado de Calanova y vecinos de la zon a le alertaron de que algo raro ocurría. Contó también un episodio en el que dos de los acusados comieron juntos en el establecimiento después del concurso.