No todos los municipios de Baleares tienen el mismo riesgo de incendios. El Plan Especial de Protección Civil de Emergencias para Incendios forestales (INFOBAL) considera especialmente vulnerables a Alaró, Alcúdia, Andratx, Artà, Banyalbufar, Bunyola, Calvià, Capdepera, Deià, Escorca, Esporles, Estellencs, Fornalutx, Mancor, Marratxí, Palma, Pollença, Puigpunyent, Sóller, Son Servera y Valldemossa en Mallorca, Es Mercadal, Es Migjorn Gran, Ferreries y Sant Lluís en Menorca y Sant Antoni de Portmany, Sant Joan de Labritja, Sant Josep de sa Talaia y Santa Eulària des Riu en Ibiza.
Los ayuntamientos de estos municipios tienen que aprobar unos planes municipales de emergencias que determinen qué viviendas, calles o espacios son más vulnerables a incendios potenciales. Esos planes deben incluir medidas de prevención. También deben detallar cómo tiene que actuar la población en caso de fuego», dice el jefe del Servei de Gestió Forestal del Govern, Joan Santana.
Por otro lado es obligación de los ayuntamientos comprobar que las viviendas edificadas en suelo forestal cumplen con la normativa urbanística que obliga a reducir la biomasa en una franja de entre 30 y 50 metros alrededor de las casas edificadas sobre suelo forestal, para garantizar su seguridad en caso de incendio. Dicha obligación solo afecta a las fincas edificadas. No existe una norma como tal que obligue a los propietarios a realizar una limpieza de sus bosques en fincas sin edificar. Aunque se dan subvenciones, la falta de un mantenimiento adecuado es más que evidente. Es frecuente observar a lo largo de la geografía balear, grandes pinos caídos por temporales de hace tiempo.
«El cuerpo de agentes de medio ambiente hace batidas informativas y traslada la necesidad de adoptar medidas en zonas vulnerables, pero no hay una unidad específica de inspección ni conozco que se pongan sanciones», reflexiona Santana. Pese a la sistemática vulneración de la ley que obliga a los propietarios de fincas a cuidar fitosanitariamente sus propiedades, tampoco constan sanciones en Baleares.
Apenas se hace prevención y control de plagas en las zonas boscosas de las fincas privadas. La mayoría de propietarios cuidan con mimo sus jardines pero olvidan sus montes. La cosa cambia a principios de año cuando las orugas de la procesionaria campan a sus anchas y sus ‘picaduras’ (realmente no pican sino que segregan una sustancia que provoca hinchazón y picores en la zona de contacto) desatan las alarmas. «Cuando ven las orugas contactan con el Servei de Sanitat Forestal. Podemos recibir 10.000 0 15.000 llamadas telefónicas. Pasa a principios de año, cuando ya solo se pueden hacer tratamientos insecticidas, pero los propietarios tendrían que actuar mucho antes. Hay trampas para las mariposas de la procesionaria que se pueden y deben poner en agosto y septiembre. La sanidad forestal requiere de un tratamiento integral y estamos aquí para asesorar a los propietarios», relata Luís Núñez, jefe del Servei de Sanitat Forestal del Govern.
En la web del Servei de Sanitat Forestal del Govern (https://www.caib.es/sites/sanitatforestal/es/pagina_inicial-36590/?campa=yes) se puede consultar la información completa de las plagas que afectan a las especies forestales en Baleares. Hay incluso tutoriales para poder hacer trampas caseras.
«Cortar uno de cada diez árboles puede salvar a un millón». Esta advertencia del jefe del Servicio de Gestión Forestal del Govern, Joan Santana, no debe caer en saco roto. Igual que la salud de forestal, de nuestros bosques pasa por la prevención, la lucha contra los incendios, que también pone en riesgo a la población de Baleares, requiere de mecanismos de prevención y alerta temprana.