El aeropuerto de Palma ha iniciado una serie de reformas importantes en sus sistemas de seguridad, trasladando los controles a la segunda planta, justo después de la zona de facturación. Este cambio, que sigue la línea de modernización aplicada en aeropuertos como los de Madrid y Barcelona, promete agilizar el paso de los pasajeros, que ya no necesitarán sacar líquidos ni dispositivos electrónicos de su equipaje de mano gracias a tecnología de última generación.
El director del aeropuerto, Tomás Melgar, explicó que este cambio estructural permitirá una experiencia de viaje más cómoda, eliminando la necesidad de subir a la cuarta planta, que ahora se destinará exclusivamente a la distribución de pasajeros y la expansión de la zona comercial. Desde ahora, tras completar el proceso de facturación en la segunda planta, los viajeros pasarán directamente por los controles de seguridad allí ubicados, sin necesidad de desplazarse a otros niveles.
En esta fase inicial, se han habilitado 18 líneas de inspección de las 44 que están previstas para el próximo verano, cuando el aeropuerto funcione a plena capacidad. La incorporación de escáneres avanzados en estos filtros permite que los pasajeros pasen el control sin abrir sus maletas para extraer líquidos u ordenadores, una innovación que, aunque todavía requiere que los líquidos se limiten a envases de 100 ml, facilita significativamente el proceso de inspección.
Además, el aeropuerto ha implementado el sistema ATRS (Automated Tray Return System), un método automatizado que optimiza el flujo de bandejas en los controles de seguridad. En este sistema, las bandejas avanzan automáticamente y, en caso de que algún equipaje requiera una revisión adicional, se desvía de la fila principal sin interrumpir el paso de otros pasajeros. Esta optimización de recursos, según Melgar, tiene como objetivo permitir que el paso por los controles de seguridad no exceda los diez minutos en los momentos de mayor afluencia.
La modernización del aeropuerto también incluye la mejora de la infraestructura en otras áreas. El módulo A, por ejemplo, ha sido renovado con grandes cristaleras que ofrecen mayor luminosidad y una experiencia más cómoda para los pasajeros. Además, el módulo D se está ampliando para incorporar tres nuevas pasarelas de embarque, y el edificio principal se ha extendido para incluir más mostradores de facturación y cintas de recogida de equipaje.
Aunque estas reformas no aumentarán la capacidad máxima de despegues por hora del aeropuerto (actualmente establecida en 33), sí ampliarán el número de fingers, mejorando la comodidad para las aerolíneas y sus pasajeros. Estas modificaciones son parte de un proyecto de remodelación más amplio, que se completará para 2026 y promete consolidar al aeropuerto de Palma como uno de los más modernos y eficientes de España.