Internet es un auténtico zoco en el que es posible comprar cualquier recuerdo de Mallorca. Incluso souvenires ilegales. ¿Llevarse un pedacito de una playa? Pan comido y por el módico precio de nueve euros. ¿Unas conchas para llevarse de vuelta a su piso de Götemburgo o Gatwick? Vienen en lotes de 50 piezas. Incluso las piedras son objeto del saqueo de los turistas y comerciantes sin escrúpulos que las sacan de la Isla en barco o en avión. De hecho, en el aeropuerto de Menorca se han incautado hasta 16 toneladas de estos souvenires ilegales en los últimos diez año.
En la plataforma Etsy, especializada en artesanías, se venden pequeños botes con arena de la playa del Molinar, de Portocolom o de Platja de palma por nueve euros. La vendedora, la alemana Veronika cuya marca se llama NaturalWoodsDesigns, se dedica también a comercializar arena de Hawai, Malta o Australia. Un negocio redondo sin costes de materia prima para ella pero un alto precio ambiental para la Isla. En Milanuncios se venden lotes de medio centenar de conchas Arca de Noé del Coll d’en Rebassa por cinco euros. Y un avispado alemán invita a comprar piedras de la suerte, recuerdo de Mallorca, a 4,95 euros.
El doctor en Geografía, Miquel Mir, advierte que «las consecuencias por el efecto acumulativo de la extracción de estos ‘recuerdos’ suponen una erosión de la costa y un cambio del perfil natural de la Isla». La visita habitual a las playas conlleva llevarse a casa sin querer mucha arena: «Si a eso sumamos que haya personas que la extraen para mercantilizarla, el efecto es aún peor». Este año, por cierto, se espera cerrar el balance turístico con alrededor de 18 millones de turistas.
Según la Ley de Costas, las multas por extraer arena, conchas, piedras o cualquier material del dominio público marítimo-terrestre oscilan entre los 500 y los 3.000 euros. Pero los daños a la biodiversidad de Mallorca son incuantificables y quedarán en nuestro recuerdo.