El deportes es el nexo de unión que les trajo, por diferentes vías y razones, hasta Mallorca hace años. Décadas en algún caso. Ellos son una pequeña parte de esa realidad que reflejan los datos. Porque casi la mitad de sus residentes no ha nacido en la comunidad autónoma. Baleares es el territorio de toda España con un nivel más alto de mestizaje y los datos los acaba de confirmar el Instituto Nacional de Estadística (INE) a través del Censo de Población correspondiente al año 2023. Y es que el 47% de los residentes en el archipiélago no han nacido aquí.
Donald Miranda, Helmut Kalenborn y Levan Metreveli llegaron desde Italia, Alemania y Georgia y han visto a lo largo de los últimos años crecer la población y su mestizaje y variedad. «Es una realidad de la que no se puede escapar, es el mundo globalizado», explica el primero, entrenador nacido en Turín y que el próximo mes de enero cumplirá veinte años trabajando y viviendo en la Isla. «Va a ser difícil sacarme de Mallorca», bromea el técnico deportivo, responsable del programa de tecnificación de saltos del Govern.
«Ver a gente de otros países es la tónica en todo el mundo, pero aquí es verdad que en los últimos años se ha notado ese cambio en la población», asegura Miranda, que en 2004 recibió una llamada y una oferta de trabajo para crear aquel programa. La acogida fue positiva, aunque también tuvo que realizar un esfuerzo por su parte para integrarse. «Tengo muchos amigos mallorquines, pero también de otros lados, aunque aquí enseguida me sentí cómodo, a gusto», relata en un castellano perfecto, «aunque también tengo el B2 de catalán», apunta el que fuera saltador olímpico en Sydney 2000.
«No me costó integrarme. La gente fue amable conmigo y, poco a poco, fui construyendo aquí mi vida nueva. Me fijé un plazo de dos años y poco antes ya me sentía a gusto. Hoy, veinte años después, siento que sumo y aporto al crecimiento de la comunidad desde mi puesto de trabajo», prosigue Donald, residente en la zona de Santa Catalina y, por ello, conocedor de ese crisol de nacionalidades y culturas que han dado forma al dato del INE. «Sé bien lo que es la famosa gentrificación», apostilla.
Medio siglo en la Isla
Casi medio siglo ha pasado desde que Helmut Kalenborn aterrizara en Mallorca. Lo hizo para participar en la Pujada al Puig Major. Se enamoró de la carrera, de la Isla «y de su gente», aunque la perspectiva del tiempo hace que el legendario piloto tenga una amplia perspectiva, más cuando en aquel momento no eran tantos los germanos residentes fijos. «Para mí, ya no es la isla de la calma... A veces hay colapso, la vida es menos tranquila, todo está más enfocado al negocio... No sé cuál puede ser la solución, pero tal vez reducir el volumen del turismo en verano sería lo más fácil», dice Helmut, para quien «el cambio de la población y de la Isla en sí se nota enseguida».
Una nueva perspectiva
Desde mucho más lejos llegó Levan Metreveli. Procedente de Georgia, pero vía Barcelona, en 2008 pisó España por primera vez para instalarse más tarde en Mallorca. Era luchador profesional -se retiró al final del pasado ciclo olímpico- y viniendo a entrenar a la Isla conoció a la que es su esposa, Sara Sánchez, también exluchadora y miembro de una familia histórica en este deporte. «Yo venía de Barcelona y allí ya te acostumbrabas a convivir con gente de muchos países, pero en Mallorca la cosa ha ido a más con los años», refiere.
Georgiano de nacimiento, pero ya mallorquín de adopción, Levan entrena a niños en una escuela Sa Formigueta y siempre se muestra agradecido «por lo fácil que me hicieron integrarme en la Isla. Tanto que algunos familiares míos vinieron desde Georgia, como mi madre y mi hermano». El idioma pudo ser una de las grandes barreras, pero su familia mallorquina «siempre ha estado ahí, ayudándome a hacerlo más rápido».
De su Georgia natal no conoce una amplia colonia en Mallorca, «aunque sí me consta que hay rusos y gente de otros países próximos, pero como de todas las nacionalidades. Es un sitio que por temas de trabajo y de calidad de vida invita a que la gente venga a vivir, por eso no sorprende tanto que tante gente haya nacido fuera», comenta Metreveli.