Aurelio Martínez, de 79 años, y Yolanda Cruz Arche, de 76, son dos de las 142 personas mayores que han participado este año, en Palma, en ‘Siempre Acompañados’; un programa comunitario, impulsado por Fundación La Caixa, que ayuda a paliar la soledad no deseada. Aurelio entró en él porque una de las técnicas que participa le captó en su centro de salud: «Me dijo que iba a haber un ‘sopar a la fresca’ y me apunté. Me encontré tal cantidad de gente encantadora, que ya me quedé enganchado», relata. «Me gusta porque me encuentro con gente con la que se puede dialogar, que tiene criterio y piensa en las personas mayores y estoy muy bien», dice sobre las quedadas que se organizan semanalmente.
«Son muy liberales, entienden a cada uno de nosotros, apoyan más al que menos tiene y deja ir a su aire a la gente como yo, que me gusta ir más por libre. Es un grupo muy cariñoso», asegura. Originario de Murcia, trabajó muchos años en Madrid y más tarde en la Isla. Finalmente se mudó aquí, «muy ilusionado», una vez retirado y se puso a estudiar catalán y a cursar una licenciatura sobre cultura balear en la UIB. En ese entonces desarrolló EPOC y dejó los estudios. Cuando se recobró y los quiso retomar se cayó de una escalera en la universidad: «Me rompí la cadera y no es que me aislara, es que estaba mal y el programa me apoyó mucho para que no me hundiera, porque pasaba mucho tiempo en casa, me sentía inútil y sentía un dolor que ni la morfina me lo quita».
Mientras que él es un veterano, Yolanda lleva solo medio año adherida al proyecto, ya que la asistente social que le ayuda le recomendó asistir a las charlas que ofrecen las entidades que lo conforman. «Tengo un discapacidad del 33% y a según qué no me puedo apuntar, pero me he enganchado a las charlas que ofrecen, porque siempre aprendes algo». En esto coloquios, organizados por la comisión del programa, se habla de salud, de nutrición, de seguridad, etc.
Además, de las sesiones grupales o de los encuentros también se ofrece atención individualizada: «De vez en cuando vienen a verme [las técnicas], tomamos un café, charlamos. Hay un ambiente de mucho cariño, que es lo que más nos hace falta», expone. «Psicológicamente, saber que cuentas con personas tan preparadas y agradables, ya que te quita un peso de encima», añade. Una de las actividades que más le ha gustado a Yolanda es ir a una escoleta ha pasar unas horas con los más pequeños: «Te rejuvenece, te das cuenta de que hay un mundo más allá de tu soledad», reflexiona.