Zoë Lind van’t Hof empezó su negocio vendiendo lattes de cúrcuma en el mercado de Portobello Road, en la capital londinense, hace 10 años. Inspirada por su madre, que era naturópata, y por un viaje a Sri Lanka, decidió sumergirse en el estilo de vida ayurveda. Esta práctica adopta un enfoque holístico en la salud; para ello, trata el bienestar como un signo de equilibrio y busca la prevención de posibles patologías. Para lograrlo, introduce diferentes ingredientes naturales en la alimentación, como la cúrcuma. Esta raíz se convirtió en la piedra angular de Wunder Workshop, la marca de Zoë y su pareja, Tom Smale, que rápidamente escaló de un puesto de mercado a un negocio internacional.
Partiendo de una infusión con base de leche de coco, cúrcuma, dátiles y pimienta, Zoë amplió su catálogo de productos, todos ellos a base de plantas de origen orgánico cultivadas en Sri Lanka. Sin embargo, con la llegada del Brexit y, más tarde, de la Covid, la pareja dejó de sentir que Londres era su hogar. En 2020, tras un viaje a la Tramuntana, encontraron el lugar en el que se sintieron «como en casa». Zoë asegura que los últimos cuatro años han sido muy duros, protagonizados por luchas burocráticas y pérdidas económicas por mantener a flote su negocio con sede británica. Para reconectar con su público, los fundadores decidieron abrir una tienda física de Wunder Workshop en el número 17 del Carrer de Sant Feliu, estableciendo así la sede de la golden mylk en Mallorca.
«Hemos estado luchando por algo que no funcionaba», se lamenta. Tras solo tres meses, la apertura del local en Palma ha infundido una ola de positividad en la vida de Zoë. «Mallorca me ha salvado. No solo a mi negocio, sino mentalmente a mí», cuenta la cofundadora de Wunder Workshop. «Es un regalo conseguir finalmente un espacio en la Isla, estábamos viviendo aquí pero teníamos que trabajar desde la lejanía con la sede en Reino Unido», detalla. Especialmente, explica lo duro que está siendo reubicar sus productos, dado que hace una semana decidieron cerrar su negocio en el mercado británico para enfocarse en la tienda de infusiones, donde también ofrecen cafés, chocolates y bebidas herbales con ingredientes orgánicos.
En los últimos cuatro años, habían perdido el 75% de sus clientes. Es por ello, que han redirigido su modelo de negocio al espacio físico que han abierto en Palma. Como resultado de las pérdidas, han tenido que abandonar su certificación orgánica, ya que el negocio no puede abordar el coste de los trámites. Aun así, Zoë se enfoca en lo positivo, dado que esto les permitirá trabajar con pequeños agricultores de la Isla, aunque ellos tampoco cuenten con la certificación. Su golden mylk ya tiene sello mallorquín, ya que ha sustituido la leche de coco por la de almendras autóctonas. Aunque ya no pueda marcarlo con el sello orgánico, la cofundadora de la marca señala que sus materias primas seguirán siendo procedentes de prácticas éticas.
«Es una gran mejora poder trabajar con los clientes cara a cara», cuenta Zoë. Además, tener este nuevo lugar no solo ha impulsado las ventas, sino que ha ayudado a la marca a darse a conocer en un círculo más local. El próximo sábado, por La nit de l’art, celebrarán un pop up junto a Tommy's Pizza en su rincón en el casco antiguo. Al día siguiente, acogerán un evento vintage con la tienda Mimbre y sol. «En Londres, solíamos hacer eventos y charlas que encajaran con la marca, y es algo que echábamos de menos aquí, una comunidad», cuenta sobre sus planes de establecer sus raíces en la Isla.